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Tsunami en el granero de votos

Tsunami en el granero de votos

domingo 20 de noviembre de 2011, 22:34h
Por una vez y sin que sirva de precedente las encuestas no se equivocaron demasiado y este 20-N fue una fecha histórica para Andalucía. Por primera vez desde el inicio de la democracia, el PP superó en votos al PSOE. El llamado granero de votos socialista, que comenzó a desmoronarse en las pasadas elecciones municipales, se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos. El tsunami popular derribó de un golpe la tendencia histórica y las gaviotas sobrevolaron pletóricas todas las provincias andaluzas, a excepción, claro, de la cuna de González y Guerra, Sevilla que sigue siendo el único bastión irreductible del PSOE en Andalucía aunque las distancias entre ambos partidos se han acortado y mucho. Por lo demás, todo se desarrolló según el guión previsto y el PP ganó en siete de las ocho provincias andaluzas, incluidas Huelva y Jaén, donde el voto fiel al PSOE siempre había sido mayoritario. La pérdida de diez diputados trasvasados a IULV-CA y al propio PP supone todo un reto para el secretario general del PSOE andaluz y presidente de la Junta, José Antonio Griñán en su carrera para intentar revalidar el puesto dejado en herencia por Manuel Chaves.

El análisis de los resultados de estas elecciones implica en Andalucía una proyección de voto algo más complicada ante los próximos comicios autonómicos a celebrar dentro de cuatro meses, a finales del mes de marzo. Pese al enorme vuelco electoral sufrido por el PSOE, la necesidad de Javier Arenas de conseguir una mayoría absoluta para poder gobernar en Andalucía, está en estos momentos cogida por los pelos. De hecho, el PP debería alcanzar, dependiendo de la participación que se produzca, un porcentaje de votos en torno al 47 por ciento para lograrla y en estas generales ese porcentaje no llegó al 46. Y es que el voto de Izquierda Unida va a ser crucial para que el PSOE pueda seguir gobernando otros cuatro años más en esta tierra y completar así el récord absoluto de 36 años de gobiernos ininterrumpidos. El PP necesita redoblar sus esfuerzos en lo que resta para las elecciones andaluzas a fin de arañar ese escaso 1 por ciento que le daría la tranquilidad para hacerse con el poder. La tarea no es fácil y los estrategas de Javier Arenas afilan ya sus armas para iniciar el acoso y derribo de Griñán.

Por su parte, al secretario general del PSOE-A se le plantean ahora diversas cuestiones que van a ser fundamentales para su futuro. En primer lugar su poder dentro del PSOE, donde la Federación andaluza juega un importante papel en la más que necesaria remodelación interna que han de afrontar los inquilinos de Ferraz, y que va a ser crucial en su ya conocido apoyo a Carmen Chacón. La ministra, posible relevo de Zapatero y de Rubalcaba, ya ha dejado claro que la decisión que adopte Griñán va a ser fundamental para su futuro. Pero la clave de lo que pueda ocurrir dentro de cuatro meses está en dos factores internos: el paro y el efecto Alaya. Las cifras de desempleo en Andalucía superan en estos momentos el treinta por ciento de la población activa y no parece que la tendencia pueda cambiar de aquí a marzo. Llegar a las elecciones autonómicas con cerca de un millón trescientos mil parados es un handicap que pocos candidatos podrían soportar. Si a ello añadinos que la jueza Mercedes Alaya podría llegar a imputar al presidente de la Junta en el turbio asunto de los EREs fradulentos pagados por la Junta, la situación se le podría complicar lo suficiente para que ni tan siquiera con el apoyo tácito, y dado por descontado, de la coalición IULV-CA, liderada por Diego Valderas, fuese suficiente como para formar gobierno.

El 20-N ha supuesto, pues, en Andalucía un agujero importante en el granero de votos socialista que puede desembocar en la pérdida del único gobierno que aun le queda a los socialistas. Habrá que estar atentos a los acontecimientos venideros.

- Especial Elecciones 20-N>>
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