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365 días para morir. Entropía, Schumann y nuestra buena suerte

365 días para morir. Entropía, Schumann y nuestra buena suerte

lunes 19 de diciembre de 2011, 07:58h

(A Andreu Martí, Joan Faneca y toda La Parida)

La entropía, cuando aplicada a la Información, habla del grado de incertidumbre que existe en un conjunto de datos. Por ejemplo, solemos hablar del hemisferio norte como el hemisferio de arriba y del sur como el de abajo. ¿Arriba o abajo con relación a qué? El universo no tiene arriba o abajo y no tenemos la menor idea de si Europa, Rusia y el Polo Norte están arriba o si en realidad lo que está arriba es la Patagonia y Tasmania. Esa incertidumbre es la entropía.

El 21 de diciembre de 2012 termina el último baktún (144.000 días) de la "Cuenta Larga" del maya y para muchos su terminación supondrá el fin del mundo. Claro que para otros será la llegada del dios Bolon Yokte que representa la guerra y la creación lo que sinceramente tampoco es muy alentador. La entropía nos dice que hay un grado de incertidumbre en los datos transmitidos por los mayas y que, por lo mismo, quién sabe si no tendrán razón.

Ese día la Tierra se alineará con Marte, Venus, el Sol, Plutón, Mercurio y Saturno. Además, todos estos astros alineados cruzarán lo que consideramos el ecuador de la Galaxia justamente ese día. Por si fuera poco, será el momento en que más cerca estaremos del agujero negro que absorbe nuestra galaxia y eso afectará a la fuerza gravitatoria del planeta y de todo el sistema solar, tan alineadito él.

Como los mayas eran la leche de listos y espabilados, de alguna forma que se nos escapa supieron lo que nosotros acabamos de descubrir como quien dice: que en diciembre 2012 se producirá la mayor tormenta solar desde... bueno, solo desde. Un dato de comparación para hacernos una idea: el 13 de marzo de 1989 una tormenta solar mediana dejó a 6 millones de personas sin electricidad en Québec durante 9 horas y se espera que la actividad solar del 2012 sea unas 15 veces mayor.

Y hay más. La tierra intercambia su polaridad regularmente en función del sentido y la velocidad de rotación del planeta. La última vez según se calcula, ocurrió hace 14.200 años y, sorprendentemente, 36 baktunes son 14.203 años en sexagesimal.

A mediados de los 50, el profesor O. W. Schumann, alemán él claro, puso unos deberes a sus alumnos que dieron como resultado el descubrimiento de que la tierra, el aire y la ionosfera -la capa Heavyside concretamente- vibran en la misma frecuencia. (En realidad, lo descubrió Nicolás Tesla, pero así es la historia). Publicó su descubrimiento en la revista Física Técnica donde lo leyó el Dr. Ankermuller y le escribió contándole que era la misma frecuencia del cerebro humano, 7'8 Hz, y de la mayoría de mamíferos, de ahí su alias "El Latido de la Tierra".

Durante siglos las OS han permanecido estáticas en una media de 7'8 ciclos, pero desde 1980 su intensidad ha ido aumentando hasta los 12 ciclos de 2010 y los 13 que alcanzará inevitablemente en..., ¡Sí, diciembre de 2012! ¡Me encanta esta historia!

Por supuesto, en una medida directamente proporcional al aumento de los ciclos, la rotación de la tierra se debilitará hasta detenerse.

En 2012 la tierra se detendrá durante 3 días. Su velocidad de rotación y el nivel de magnetismo serán 0 y las OS de 13. Después de ese momento, la tierra reiniciará su rotación pero en sentido inverso. Los polos magnéticos se habrán invertido y puede que todo vuelva a su ritmo. Y acaso estos cambios, tan grandes y tan pequeños, nos cambien también algo a nosotros.

Me siento muy muy muy feliz de poder ser testigo directo y coetáneo de tantas maravillas cósmicas. Me decanto por la incertidumbre que preconiza la entropía y me apunto al apocalipsis baratongo de los mayas. La crisis, el nombramiento del presidente Rajoy, Urdangarín y su codicia e incluso los 500.000 recortes de Joan Rosell que vienen pueden esperar un poco porque pienso vivir cada uno de los días de estos 365 como si fueran realmente los últimos de nuestras vidas. Carpe diem, pues.

que vienen pueden esperar un poco porque pienso vivir cada uno de los días de estos 365 como si fueran realmente los últimos de nuestras vidas. Carpe diem, pues.

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