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Manos libres

Manos libres

martes 21 de febrero de 2012, 11:11h

    Mantener una conversación utilizando el teléfono "manos libres" mientras se conduce también aumenta significativamente el riesgo de accidente. Marcar, hacer o atender una llamada y pulsar la tecla de colgar son actividades que influyen negativamente en la atención de quien va al volante: las posibilidades de una colisión o de una salida de la vía se multiplican por cuatro. Un estudio de la Universidad norteamericana de Virginia recomienda que también se prohíba en los vehículos el teléfono "manos libres" porque, aunque aparentemente sea compatible con la conducción, la distracción es evidente y los ojos, aunque sea por unas décimas de segundo, se desvían de la carretera. En España, la Dirección General de Tráfico sostiene que lo que distrae no es el hecho de llevar el teléfono a la oreja sino la propia conversación.

     No es cuestión de "prohibir por prohibir" ni de establecer nuevos delitos de tráfico para recaudar dinero en las sanciones, sino de ser racionales y sensatos, y conducir con todos los sentidos puestos en la responsabilidad que uno lleva en las manos. Unas manos que, en algunos casos, han tecleado mensajes escritos de móvil en plena conducción, lo que es una barbaridad.

    Y quien también debe prestar más atención o matizar más lo que dice  José Luis Feito, presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE, que ayer planteaba un asunto que no es nuevo: que los parados que rechacen una oferta de trabajo dejen de cobrar la prestación por desempleo. Parece razonable que quien no tiene trabajo se afane por encontrarlo y que acepte de inmediato las ofertas razonables. Quizá ahí haya un acuerdo total, un consenso al máximo en la sociedad española. Pero donde pierde la razón el señor Feito, el alto cargo de la CEOE, es cuando apostilla que "hay que aceptar cualquier trabajo como si es en Laponia". Viene a decir que, en tiempos de necesidad, hay que tragarlo todo. Y eso no es cierto ni justo. El trabajador en paro no es un número ni una vulnerable mercancía ni un animal de carga. Sabemos que hay mucha picaresca, y estamos contra ella. Pero nada se puede imponer a cualquier precio, y si algunos empresarios españoles se hubiesen ido a Laponia, probablemente habrían arruinado esa hermosa región del Polo Norte.

 


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