Se interrumpe la escena y aparece un sexto personaje muy enojado que les increpa y les dice que no, que lo están haciendo mal, que deben hacerlo de otra manera.
“Deben comer con asco, como si degustaran basura, así no va a conmover ni impresionar a nadie”, les dice.
Y uno de los actores le responde que no pueden hacerlo. Porque cuando eran niños y vivían en la calle, esa era su forma normal de comer, no tenían otra opción y comían con placer porque tenían hambre.
Era una las escenas de la película “Los abandonados”, que desde el martes 2 de octubre se exhibirá en el cine Norte de la ciudad. Retrata lo que sucede en forma permanente durante el desarrollo de la trama de la película, ambientada en un gran teatro donde los actores van ensayando una obra pero en pugna permanente con su director. El filme “Los abandonados” está dirigido por Frank Weber y actúan cinco artistas boliviano que residen en Alemania desde hace 20 años, Agustín Castellón, Gualberto Mamani, Ricardo Vargas, Javier Velásquez y Pablo Quiroga, quienes pertenecieron a la Casa Nuevo Amanecer de Cochabamba.
Participa también el brasileño Wesley Almeida y el actor alemán Dietmar Schönherr.
Según explica Weber, quien mantiene contacto con los actores bolivianos desde hace 22 años, la película cuenta la siguiente historia: Seis jóvenes de América Latina viajan hasta Alemania llevando una pieza teatral con el objetivo de sensibilizar al público de ese país.
Un director alemán, con mucha experiencia en teatro, les ofrece su ayuda para poner su obra escena y en los ensayos se hacen evidente que existen diferencias entre ellos, pertenecen a diferentes mundos.
Mientras el director dice que es suficiente provocar compasión entre el público, los actores quiere ir más allá y mostrar lo que realmente pasa.
En este filme las piezas musicales fueron compuestas por los propios actores, quienes además se ocuparon de todos los detalles de la escenografía.
En el filme participa también el actor brasileño Wesley Almeida porque para el director el problema de los niños de la calle no solamente existe en Cochabamba o en Bolivia, sino que es un problema de toda América Latina.
El director del filme
Frank Weber (Director, productor y autor de la película) nació en Alemania en enero de 1960 y llega a Bolivia 25 años después. A los pocos días de su estadía, conoció a los niños de la calle en Cochabamba. El hecho lo impacta profundamente, lo que le motivó a tomar contacto y vivir con ellos durante cuatro meses a la intemperie.
En 1985, Frank Weber, funda la “Casa Nuevo Amanecer”, obra social destinada a niños y jóvenes abandonados y dos años más tarde (1988) fundó el Centro Educativo “Richard von Weizsäcker” en Cochabamba, único colegio particular gratuito en el país, para la educación de niños y niñas de familias de escasos recursos.
Desde 1989 publicó varios libros relacionados con América Latina y sus experiencias vividas durante estos años. Entre 1992 – 2005, Frank junto con su grupo teatro-musical de la “Casa Nuevo Amanecer presenta, en Alemania, obras de teatro y música. La obra de Weber no está financiada ni tiene apoyo económico de ninguna institución estatal o eclesial, ni de Bolivia ni de Alemania. El financiamiento para asegurar el funcionamiento de la Casa y del Centro Educativo llega de las ventas de sus libros y sus presentaciones teatro-musicales.
Sobre la recepción de la película “Los abandonados” entre el público boliviano, Weber dijo que se proyectó en la ciudad de La Paz y conmovió al público. “Alguna gente salía llorando de la sala”, dijo.
En Cochabamba el director espera que los niños y jóvenes puedan ver la película, “y espero que hagan buenos comentarios para llame la atención de otra gente y se sumen así los espectadores”, dijo.
Weber estima que “Los abandonados” podría estar en cartelera unas dos semanas Luego tiene planes para exhibirla en las ciudades de Santa Cruz, Oruro, Sucre y Potosí. “En el futuro, esperamos también que se la pueda pasar en Cobija y Trinidad, para que la gente de todas las capitales del país, tenga la oportunidad de verla”, dijo.
Según Weber, la película es una demostración que sí valió la pena invertir dinero y energía en personas que pudieron sacar a luz su talento. “Cuando se les da la oportunidad pueden lograrlo”.
Según el director los talentos de los actores se ven por todo lado, desde la forma cómo actúan, su capacidad para hacer música, para componerla, además de capacidad como escenógrafos.
“El mismo Dietmar dijo que trabajan en forma muy profesional, tienen mucha experiencia”, detalló. La película no quiere mostrar simplemente los que ocurre con los niños en la calle, sino más bien pretende hablar de los conflictos que existen entre grupos de personas en la sociedad, concluyó.