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Emprendedores, otra forma de hacer periodismo

Emprendedores, otra forma de hacer periodismo

sábado 05 de mayo de 2012, 19:39h
Hemos dejado pasar algunos días desde que se produjo una manifestación nacional de periodistas, coincidiendo con la jornada mundial de libertad de expresión. Los informadores llevaban pancartas pidiendo empleos dignos, ruedas de prensa con preguntas, el fin de los asesinatos en algunos países como México... Son muchas, en verdad, las reivindicaciones que los periodistas podemos y debemos hacer, y de tales manifestaciones dimos cumplida cuenta en su día con los medios a nuestro alcance. Pero ¿sirven de algo estas presencias, más o menos masivas, en la calle? ¿Sirven de algo las pancartas?
 
Creemos que el periodismo vive, no solamente en España, una situación límite, en cuanto que es un momento de encrucijada: sobrevivir a un precio que ni siquiera sabemos cuál es y menos aún si podremos pagar. La crisis económica global, la revolución tecnológica que, vía Internet, afecta sobre todo a los medios de comunicación, nos han pillado desprevenidos. ¡A nosotros, que tanto cuestionamos, y con razón, la falta de previsión que muestran nuestros representantes políticos! Y, entonces, los más lúcidos de entre los analistas de la coyuntura de los medios admiten que ciertas supervivencias, así, son difíciles y que habrá que replantearse muchas cosas para poder afrontar dignamente el futuro inmediato.
 
Es cierto que ni los poderes públicos ni las empresas privadas han comprendido del todo el papel que han de jugar los medios de comunicación en una sociedad democrática y libre. Pero lo peor es que los propios periodistas, y sus empresarios, tampoco parecemos haberlo comprendido del todo. No es posible la supervivencia con tantos medios, y sabemos que esa afirmación podrá costarnos cara en los foros simplificadores que ahora tanto abundan; simplemente, no hay demanda para tanta oferta como ha proliferado al calor del 'boom' económico del que hemos disfrutado hasta, pongamos, 2007. Cinco años después, los efectos empiezan a verse: despidos, quiebras, cierres de los primeros - de los primeros-periódicos...Y una sensación de falta de liderazgo moral, de cierto descrédito, que probablemente muchos medios se han ido ganando a pulso.
 
El papel crítico para con los poderes parece haber ido desapareciendo, y las banderías, la previsibilidad de unos y de otros ante la noticia son defectos demasiado abundantes en nuestro panorama mediático. Los representantes de los periodistas claman por unas cosas pero callan ante otras: ¿cómo señalar con el dedo, sin que te lo corten, la falsedad cotidiana de ciertos escribanos y tertulianos, cómo clamar, sin riesgo de que te dejen sin voz, ante abusos sin cuento a la hora del elogio al instalado en el poder y a la hora de denigrar a quien lo perdió?.
 
Cierto: hay mucho que reprochar a la sociedad en general, a los gobiernos en particular, pero también los periodistas debemos proceder a una autocrítica muy seria y a una reflexión sobre lo que podemos hacer en el futuro. Es preciso un proceso de concentración de medios para que estos sean verdaderamente fuertes frente a los poderes y es preciso un exámen de conciencia de los periodistas, que no pueden ya limitarse a esperar el maná caído del cielo para sobrevivir.
 
El Gobierno ha reducido la publicidad en un cincuenta por ciento: estamos seguros de que, como siempre, se repartirá de manera poco equitativa  y, como siempre, los medios digitales, que son los más críticos y los que, a veces sin razón pero la mayor parte de las veces con ella, van más allá en el concepto de que 'noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique', serán los más perjudicados. Seguir pendientes de este capítulo es asomarse al abismo del fin. Los periodistas más audaces y sus medios tendrán que ensayar cada día más el autoempleo, las nuevas tecnologías, volar por sí mismos, si quieren que ellos mismos, y sobre todo el periodismo libre, sobrevivan.
 
Pero no queremos que esto suene a proclama. El Grupo Diariocritico, en su pequeñez, renuncia a dar lecciones a nadie: no nos sentimos capacitados sino para unir nuestra voz a la de quienes piden ideas elevadas a los gobernantes y sensatez a los gobernados. Pero creemos en un periodismo sin trabas en lo posible, sin mordazas en lo deseable, sin botafumeiros hasta donde se pueda llegar sin ellos, sin clavos en el ataúd del vencido. Sabemos que ni la verdad única existe ni la objetividad plena es un concepto posible. Así de realistas somos. Pero aspiramos a estar en los principales frentes informativos -y ahí estamos, en el París de las elecciones, en el Buenos Aires de las expropiaciones, en la Sevilla de la toma de posesión de Griñán-- , a contar las cosas como son y desde nuestro propio punto de vista. No nos creemos imprescindibles, pero tampoco queremos ser prescindibles: queremos que usted, lector, encuentre cada día al menos un par de motivos para seguirnos.
 
Y creemos también que debemos trascender el mero hecho informativo puntual para presentar otras caras de la realidad. No en vano el director de 'Newsweek' nos dejó dicho que "nada vende más, nada impacta más al lector, que una cara". Hemos elegido las de los emprendedores. Aquí traeremos cada semana nuevos rostros de personas ejemplares, dentro de nuestra búsqueda de gentes que no se conforman, que quieren, por todos los medios, poner en pie sus ilusiones. Es nuestro programa Emprendedores 2020 , en el que hemos puesto muchas de nuestras esperanzas de ofrecer a nuestros lectores un prisma nuevo, ilusionante, de lo que también pasa en España.
 
Esto también, entendemos, es periodismo. Periodismo del mejor, porque pensamos que las buenas noticias -sobre todo ahora que todo son malas noticias-sí son noticia. Y la proliferación de jóvenes y no tan jóvenes que no se resignan a unirse a la nómina de los desempleados, a vivir del presupuesto estatal o a emigrar de sus hogares es, sin duda, una buena noticia. Únase a nuestro club de emprendedores, donde ya, aunque acabamos de ponernos en marcha, se albergan decenas de personas. Y gracias a todos por estar ahí. Es nuestra aportación a un nuevo concepto informativo, porque no queremos estar atentos tan solo a la corteza de los árboles que no nos dejan ver el árbol y, mucho menos, el bosque.
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