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Con voz y sin amo

Con voz y sin amo

lunes 02 de julio de 2012, 08:48h
         Cuando las urnas dictaron el cambio de gobierno, en Televisión Española comenzó la cuenta atrás. El director de los servicios informativos sabía, que según costumbre inveterada, tendría que hacer las maletas.

         Una lástima, porque desde que se puso al mando Fran Llorente, los servicios informativos de Televisión Española han conseguido una imparcialidad digna de encomio e inédita hasta la fecha. Por fin se han visto en la televisión oficial informaciones plurales, debates en libertad, y contenidos ajenos al dirigismo y a la propaganda.

         Para sustituir a Fran Llorente, el nuevo presidente de la Corporación, Leopoldo González Echenique ha nombrado como director de los servicios informativos a Julio Somoano.

         No entra con buen pie, la verdad. Su curriculum profesional es excelente, pero procede de Telemadrid, una televisión que no es precisamente un modelo de imparcialidad e información objetiva. Los consejeros de RTVE elegidos a propuesta de PSOE e IU, Miguel Ángel Sacaluga y Teresa Aranguren, respectivamente, no han dado su respaldo al nombramiento de Julio Somoano, dado que no hay garantías de que se vaya a mantener el actual modelo de neutralidad informativa.      

         Sin embargo el presidente del nuevo Consejo de Administración, González-Echenique se comprometió a seguir apostando por un modelo de RTVE basado en la independencia informativa.  Pueden ser palabras para quedar bien.  Ojalá nos equivoquemos.

         Julio Somoano tiene derecho a sus cien días de tregua. Puede estar ligado ideológicamente al PP, pero eso no se tiene que notar. Desde ahora estaremos muy atentos a cómo desarrolla su labor,  estaremos pendientes de lo que hace y de lo que no hace. De las noticias que da, y de las que calla. De lo  que aprueba y de lo que censura.

         Bien mirado, Julio Somoano no tiene delante una tarea difícil. Ha de limitarse a seguir los pasos de Fran Llorente, y de cerrar puertas y oídos a los dictados de las alturas.  Ser imparcial es ser libre. Porque para eso uno se hace periodista, para informar en libertad y no para vender su voz a las consignas del amo.
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