Polémicas falsas y sesgadas

Seguimos viviendo el tiempo de las falsas polémicas y de las polémicas sesgadas o unilateralizadas. Entre las falsas, destaca la que se armó con las declaraciones del ministro de Justicia en el Congreso. Bermejo se limitó a decir algo que es obvio: que en el futuro habrá nuevas ocasiones para intentar el diálogo con la organización terrorista ETA, si se dieran las circunstancias previstas en la vigente resolución del propio Congreso de mayo de 2005. Una resolución que el PP no votó pero que no por eso deja de estar menos vigente. Para exigir que nunca más se hable con ETA lo primero que habría que pedir y conseguir es la anulación de la mencionada resolución. Mientras que así no ocurra, plantear polémicas como la presente no deja de ser una bonita manera de perder el tiempo. Además, ¿quién ignora de verdad  que el ministro tenía razón y que nunca se ha resuelto un problema terrorista semejante al de ETA por las estrictas y solas vías policiales y judiciales? Nadie lo ignora, al margen de la oportunidad o inoportunidad de las palabras de Bermejo.

   Y entre las polémicas unilateralizadas, tenemos la provocada por el tema de las obras en la casa del ya ex líder socialista valenciano, Joan Ignasi Pla. Es muy posible que la dimisión estuviera plenamente justificada y exigida por su al menos torpe comportamiento. Pero hombre, en la Comunidad Valenciana organizar ese escándalo por un asunto de tan escasa envergadura económica es a su vez escandaloso si lo contemplamos, como es obligado, a través del prisma comparativo con lo que viene sucediendo allí desde hace muchos años en el campo de la derecha. Cada uno es muy dueño de sus actos, pero yo creo que antes de dimitir Pla habría que haber exigido la dimisión de muchas personas del PP, con el caso paradigmático de Carlos Fabra, ya cuatro o cinco años en el centro del huracán, o los no menos paradigmáticos de los relacionados con Terra Mítica y unas docenas más. Está bien la dimisión de Pla, pero me parto de la risa por su cuantía comparativa y cualitativa. Cada uno es muy dueño de sus risas.