El Gobierno afronta el 25-N con diálogo y firmeza ante el "victimismo" de Mas

Así lo aseguran fuentes del Ejecutivo que reconocen que, tras el "órdago" de Mas, el Gobierno mantuvo una posición inicial con la que pretendía evitar la visualización de un "choque de trenes" entre el Gobierno central y el de Cataluña.

En esa clave se enmarcó la versión que dio el Gobierno de la reunión que el 20 de septiembre mantuvieron en el Palacio de la Moncloa Mariano Rajoy y Artur Mas.

Ningún portavoz del Ejecutivo compareció entonces ante los periodistas y, mediante un comunicado, informó de que Rajoy ofreció una colaboración "franca y leal", pero advirtiendo de que la propuesta de pacto fiscal para Cataluña que planteó el presidente de la Generalitat era incompatible con la Constitución.

Pero el anuncio de la convocatoria de elecciones en Cataluña para el 25N y las sucesivas declaraciones de Mas y sus consejeros en favor de un referéndum en los próximos años hicieron que el Gobierno decidiera dejar bien clara su posición.

Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Ruiz Gallardón, José Manuel García-Margallo o José Ignacio Wert (con sus polémicas declaraciones sobre la españolización de los alumnos catalanes) han sido algunos de los arietes del Ejecutivo ante los argumentos de Mas, quien, según las fuentes del Gobierno, intenta sacar rédito electoral de un "victimismo" que aseguran que no tiene base.

A la cabeza de la posición del Ejecutivo se ha colocado el propio Rajoy, quien ya en la campaña de las elecciones vascas alertó de que las reivindicaciones independentistas son "un disparate colosal" y "un torpedo contra la línea de flotación" del bienestar de los ciudadanos.

El pasado martes desveló en el pleno del Senado algunos detalles de su conversación de hace un mes con el presidente de la Generalitat y aseguró que el planteamiento de éste fue que o tomaba o dejaba la propuesta de pacto fiscal y que, si recibía una negativa, debía atenerse a las consecuencias.

Ayer, en terreno catalán, el jefe del Gobierno insistió en no cerrar la puerta al diálogo, pero acusó a Mas de "rendirse" y "abdicar" ante la crisis adelantando las elecciones, de actuar con el objetivo partidista de tener más votos, de inventarse enemigos, de alimentar "visiones quijotescas", de emprender una "huida hacia la nada" y de arrastrar al pueblo catalán hacia un "dilema imposible".

Lo hizo en la clausura de la reunión de la Intermunicipal del PP, un acto que se convirtió en un apoyo expreso a su candidata a la presidencia de la Generalitat, Alicia Sánchez Camacho, con la que el partido y el propio Rajoy van a volcarse en la campaña del 25N.

Unas elecciones en las que el Gobierno cree que no está todo dicho. Rajoy, ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, expresó esa idea el pasado lunes: "Esta partida la vamos a jugar, y ya veremos lo que pasa".

El Gobierno está convencido de que no tendrá recorrido la internacionalización que pretende Artur Mas de su apuesta secesionista y de que, si fuera necesario, Bruselas dejaría claro que la independencia de Cataluña supondría su salida de la Unión Europea.

Al respecto, en una carta remitida este mes a la Comisión Europea, el Gobierno pidió que unificara el discurso ante las pretensiones de Cataluña constatando que se aplicarían los tratados comunitarios y, en consecuencia, estaría fuera de los Veintisiete.

De la misma forma, las fuentes insisten en que no hay parangón entre las aspiraciones soberanistas catalanas y el referéndum que se celebrará en Escocia, y califican de "ridículas" las declaraciones de algunos dirigentes políticos catalanes sobre supuestas amenazas militares a Cataluña.