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La Red, el periodismo y los periodistas

La Red, el periodismo y los periodistas

lunes 10 de diciembre de 2012, 07:58h
El oficio y los profesionales andan últimamente mucho más alborotados  de lo que  acostumbraban.   Hablo  de los últimos 10 años. Pronto va a hacer cuatro décadas que, de una u otra forma, estoy vinculado al periodismo y nunca antes  se había vivido tanta y tan cruel inquietud por la desaparición de medios y, como consecuencia de ello, por la desaparición de  puestos de trabajo entre  la profesión periodística.

La proximidad de un problema nos hace perder la perspectiva  total  a la hora de analizarlo y mucho más, como ya hemos apuntado  en estas mismas páginas electrónicas (http://bolivia.diariocritico.com/2011/Febrero/opinion/vila/256646/vilaprint.html) Cuando  estamos en el mismo eje del cambio a una nueva era  del mismo calado de la que supuso  hace siglos la invención de la imprenta. Digo aún más, las vicisitudes de entonces para copistas, autores y libreros fue de  consecuencias  muchísimo menores de las que se están produciendo hoy en todo el mundo, y eso que aún estamos en pleno proceso de cambio y, por tanto,  la cosa aún está muy lejos de terminar, para poder hacer un balance  de consecuencias realmente ajustado.

Valga solo como ejemplo de la magnitud del proceso vivido que, a mediados  de  los años 70 del siglo XX, nos llevaban  a los alumnos de los primeros cursos   de Periodismo a  girar una visita a los platós  de TVE, donde podíamos ver  las cintas, los magnetoscopios, las cámaras, las salas de realización, etc.;  salíamos   todos absolutamente boquiabiertos y satisfechos de haber podido contemplar  una realidad tecnológica  que  a muchos nos  parecía inimaginable.  Hoy, 40 años después, cualquiera de nosotros, con una pequeña cámara de vídeo digital, un programa de edición, incluso gratuito, que   encontramos  sin dificultad en internet, podemos colgar  un vídeo  en la red  (Youtube) y ponerlo a disposición de  miles,  de millones de internautas  en todo el mundo.

Entonces también  había una muchísima mayor división del trabajo y, en casi el cien por cien de los casos, en un periódico o una revista impresos  quien escribía información  no  hacía fotos, ni viceversa. En la radio,  locutores, periodistas, productores   y técnicos de sonido y realizadores  eran profesiones muy bien definidas y delimitadas. Otro tanto pasaba en TV, en donde  periodistas, locutores, cámaras, técnicos de sonido y realizadores  sabían también  claramente sus cometidos, límites y posibilidades en cada  trabajo a realizar.

Hoy, sin embargo,  a ninguno de nuestros jóvenes periodistas, recién salidos  de las facultades de Ciencias de la Información,  se les ocurriría  pensar en hacer solo una parte  de todos esos trabajos enumerados en cada medio. En su mayor parte  los jóvenes periodistas son capaces de hacer de todo aunque, lógicamente, se sientan más cómodos  en una u otra faceta de la actividad periodística y en uno u otro medio. Pero, en el fondo, son una especie de  periodistas-orquesta   porque los  propietarios de los medios  así lo exigen.
 
 
Profesionales
 
Ahora bien, cabe preguntarse si  la de periodista es ahora una profesión en extinción.  En España, por ejemplo,  la credibilidad de los medios ha ido  decreciendo  vertiginosamente en los últimos años. Si  a esto  añadimos  que prácticamente la mitad de los periodistas  españoles teme que su medio desaparezca, podría pensarse  que si aún no estamos en el final, desde luego, vamos camino de poder contemplarlo  en breve.

Por otro lado, el monopolio de la información que hasta hace muy poco  tenían los periodistas  en sus manos, se ha roto  en mil pedazos  con la extensión planetaria de internet y, más aún,  con  la aparición de las redes sociales. Ahora, sin embargo, la pregunta  que   es  necesario  que nos  formulemos  es la siguiente,y  en sentido inverso a lo que marcan las apariencias: ¿hasta qué punto pueden sustituir las redes sociales al periodismo?

Este y otros paradigmas  están surgiendo día a día en el mundo de la comunicación  porque, paralelamente a todo este panorama,  se está gestando un nuevo modelo de negocio  en los medios, que tampoco estos aciertan a delimitar con claridad. Y todo esto  ha traído como  primera y dolorosa consecuencia  la desaparición de miles de puestos de trabajo  entre los periodistas de todos los medios.  No tengo dudas, sin embargo, de que  esta situación es coyuntural y que nunca jamás  las redes  podrán sustituir el papel que  realizan los medios, ni que cualquier internauta se vaya a convertir  mágicamente en un periodista, en un analista y observador de la realidad inmediata, capaz de relacionar  acontecimientos, informaciones  interesadas de  agentes de la información, o investigador de las tramas del poder   que, en una regla que  es universal, tiende siempre a  perpetuarse. Si desapareciera el periodismo y los periodistas, nadie más que este, el poder, lo celebraría más. Y  los ciudadanos y la democracia  habrían perdido uno de sus fundamentos más  efectivos  en la defensa y promoción de las libertades públicas.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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