Santiago Cervera, que al dimitir como parlamentario ya no es aforado, acaba imputado por la Justicia

Vamos, es tal el folletín, que sólo falta la hipótesis de que el correo se lo hubiese enviado una 'amante' despechada.

Para concluir, creo que los medios (y ahora incluyo a todos en general) no están sabiendo aprovechar la polémica despertada en la calle por el 'caso Cervera'.

Informándome de la trayectoria política del Sr. Cervera y al margen del método poco ortodoxo de colocarle 'a dedo' (modus operandi de los gobernantes) como secretario cuarto de la Mesa del Congreso "sin darle instrucciones de lo que debía hacer", según confesión del susodicho, destaco como loable, su exposición de ideas personales (contraria a las normas que impone cualquier presidente de Gobierno y por las que sus adláteres prometen ciega sumisión al líder), ya que tras las alianzas electorales que después de la ruptura de UPN y PPN volvieron a suscribir ambas formaciones, el Sr. Cervera consideraba que el PPN era una dirección entregada a UPN y que si no marcaban una línea propia y de denuncia de las anomalías producidas, no podrían crecer. Asimismo, hay que atribuirle la liberalización del sector farmacéutico, rompiendo el privilegio de estos facultativos, que en su opinión (y también en la mía), por el mero hecho de serlo, incrementaban sus ingresos un 10% cada año. Por otro lado, considero acertadísima la gestión que el magistrado que instruye la causa está llevando a cabo en cuanto a conexión causal entre los indicios y el hecho que conduzcan a la prueba concluyente para incluir en la misma tales como las referentes a la seguridad del imputado, (cámaras de vídeo, escoltas en sus desplazamientos a Pamplona...)y cuenta de e-mails desde donde se produjo el supuesto envío, entre otras, pero sin embargo, no comparto el medio utilizado para obtener del imputado a priori sus ordenadores, tablets y móviles, cuando lo que siempre se hace en estos casos es ordenar rápidamente un registro para requisar el material informático sin previo aviso. Y ello, independientemente de la opinión personal que le merezca el imputado sobre su culpabilidad. También decir que me extraña sobremanera que los medios de cotilleo rosa, no muy supeditados a declaraciones novedosas que vayan emitiendo las partes, no hayan hecho del caso un culebrón, reflejando la polémica que el mismo ha despertado en la calle, provocada sin duda por los matices de 'espionaje-intriga' que lo acompañan (donde no podía faltar su vínculo familiar con la alta sociedad, o sea, la Sra. Ridruejo, amén del político), polémica en la que la supina "sabiduría" (lo entrecomillo) de ciudadanos en sus acostumbrados juicios paralelos ya hacen culpable al Sr. Cervera. Pero la monda entre las mondas es que dos compañeras de mi trabajo le encuentran parecido con el desaparecido y guapo actor Tony Curtis. Ay, qué mal anda el país. Bueno, lo dicho, que de este caso, por sus ingredientes variopintos de política, alta sociedad, 'espionaje' y comparación hasta con un actor desaparecido, bien pudiera hacerse un culebrón de tomo y lomo. Pese a lo expuesto, espero el veredicto del juez.

Esta rocambolesca historia hace que Cervera quede o como un delincuente, caso de que lo diga el juez, como un pardillo, un tonto de baba, porque irse al "Muro de las lamentaciones" navarro, con la estúpida idea de recoger entre las piedras el presunto fruto de un chantaje, e irse él disfrazado de fantasmilla, le dejan totalmente descalificado como político. Una historia ridícula que hace que nuestro concepto de algunos políticos esté cada vez más bajo cero.

La verdad es que yo había llegado a creer en la inocencia de este hombre, no me podía creer que un político con mucho futuro por delante cayera tan bajo y además por una miseria como 25.000 euros. Pero si un juzgado ha decidido imputarle por los indicios existentes, mal pinta la cosa.