Entonces, a pesar del esfuerzo del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, las tensiones que hubo en el encuentro transcendieron a la prensa, que se hizo eco de las diferencias entre la candidata a la presidencia argentina y, principalmente, el presidente del BBVA, Fernando González.
Fernández pidió a los empresarios españoles "un esfuerzo" en Argentina, similar al que "han realizado los ciudadanos" tras la crisis financiera. Sin embargo, González se tomó el comentario de la primera dama como un ataque contra la honestidad de las empresas y exigió que explicase cuál iba a ser su programa de gobierno.
La futura presidenta también afirmó que las compañías españolas presentes en su país "están ganando ya bastante dinero", y advirtió a los empresarios de que la opinión pública argentina también tiene la impresión de que los extranjeros se estaban llevando "demasiados" beneficios.
La representante argentina también recibió reproches de otros empresarios, como de Antoni Brufau, presidente de Repsol, que pidió a Fernández que impulsase un acuerdo entre el Ejecutivo, los sindicatos y la patronal para evitar que se dispare la inflación, similar a los Pactos de la Moncloa en España.
No es la primera vez que el Gobierno argentino achaca a las empresas españolas su actividad en el país. En esta última legislatura de Néstor Kirchner, durante un encuentro similar al mantenido por su esposa, el entonces presidente echó en cara de forma todavía más dura las actuaciones de las compañías en Argentina.