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¡Quítate la venda de los ojos!

¡Quítate la venda de los ojos!

jueves 30 de mayo de 2013, 10:43h
¿De verdad hay crisis? Es verdad que hubo una burbuja inmobiliaria y que el exceso de crédito sin garantías derribó el sistema cuando los prestatarios, al caer el mercado inmobiliario y pararse la construcción, se quedaron sin trabajo. La masa laboral española se encontraba en el ladrillo y subsidiarios y el efecto dominó afectó a todos los sectores de consumo.

Este crac produjo la crisis (2008) y esperamos que los gobiernos atacaran el problema de raíz para que 1) hubiera menos huevos en el cesto ladrillero, 2) hubiera más españoles preparados en otros sectores, 3) se produjera un cambio hacia una productividad de alto valor añadido que nos permitiera competir con Alemania y no con China. Nada de esto se ha producido; ni siquiera se ha planificado.

Las decisiones que se vienen tomando en estos años analizadas diacrónicamente no sirven para solucionar estos problemas. Rescatar a los bancos, por más que pareciera una necesidad, no ha podido hacerse peor: el dinero inyectado no ha creado el bypass que devolviera el crédito a familias y pymes. De hecho, fue absurdo ceder miles de millones a bancos con acceso a colocación internacional cuya segura rentabilidad les garantizaba un pingüe beneficio sin riesgo. Se les inyectó capital contra una "suposición" de agujero tóxico que nunca se pudo comprobar y los bancos colocaron ese dinero, conseguido al 1%, a intereses de entre el 3 y el 7% en bonos extranjeros: nunca iba a llegar a pymes y particulares.

En paralelo nos inventamos un banco malo -un parking de activos tóxicos por los que ya, recordémoslo, habíamos pagado con las dos primeras inyecciones de capital público- que absorbe toda la porquería inmobiliaria para ir dándole salida en el mercado privado a medida que los precios caen.

Por otra parte, los créditos impagados no se saldan con los dineros inyectados como sería de esperar. Se ejecutan los lanzamientos y, atención, los seguros de impago y CDS. Es decir, los bancos cobran por sus activos tóxicos de las inyecciones de dinero público, de los inmuebles embargados, de los CDS y, además, los traspasan a un parking tóxico a valor contable y no a valor real: es decir, cobran tres veces por el caos causado por su negligencia y codicia.

El sistema está basado en el crédito y la emisión de deuda -forma aciaga de crear dinero al alcance casi de cualquiera a través del invento funesto del fiat money, hágase el dinero, como en fiat lux hágase la luz- y si el dinero no corre y los ratings internacionales bajan la calificación de la deuda nacional y de las deudas subsidiarias (las empresas no pueden emitir deuda mejor calificada que el rating del país), cae la financiación a corto y medio. Las empresas dependen exclusivamente de las ventas y, como el paro se disparó por el desplome del ladrillo, los beneficios empresariales desaparecieron provocando más despidos, menor consumo y vuelta a empezar hasta nuevos despidos.

Con este panorama, las empresas no pueden pagar 45 días por año trabajado. Se flexibilizan las condiciones hasta casi despido libre (aún faltan los "¿deberes?" de este año). Se añade que tampoco los estados se pueden financiar por lo que se legisla reduciendo la prestación por desempleo y subiendo los impuestos.

El estado, sin flujo de caja, reduce las pensiones, el gasto en sanidad y en educación y se empieza a hacer pedagogía, que si la fiesta del sur -¿qué fiesta, en serio?-, que si se acabó el estado del bienestar, que si las pensiones son un lujo, que si la sanidad es un lujo, que si la educación gratuita y de calidad es un lujo. No son un lujo, lo que son es un negociazo privatizadas: el mercado de pensiones privadas puede suponer 600.000 millones de euros/anuales en Europa y el de la sanidad puede alcanzar el billón (datos FT)

Miremos bien a nuestro alrededor, con otros ojos: una docena de mandamases en la sombra están acabando con el Sueño Europeo y una batería de gobiernos mal preparados se están dejando engatusar. Nosotros, la gente, solo pagamos el pato; el problema es que lo estamos pagando una, dos, tres veces y ni el pato era nuestro ni nosotros lo matamos ni nosotros nos lo comimos; solo lo pagamos, una, dos, tres veces.
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