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Seguridad jurídica y estabilidad

Seguridad jurídica y estabilidad

martes 04 de junio de 2013, 19:28h
Después de que el alcalde Girona defendiera en un Congreso sobre Seguridad Jurídica y Democracia, el "derecho a decidir del pueblo catalán", en el contexto de "una cierta radicalidad", el Príncipe Felipe de Borbón hizo una clara apuesta por la seguridad jurídica que "nace de una voluntad de estabilidad y de respeto a las normas del juego". La seguridad jurídica, dijo Don Felipe, "promueve el crecimiento económico" y tiene dos destinatarios especiales: los propios ciudadanos "que demandan y precisan un margen de certeza que les permita emprender y tomar decisiones" y "los inversores, las empresas multilaterales y la comunidad internacional en su conjunto, que evalúan minuciosamente la seguridad jurídica estableciendo el grado de confianza que les merece cada país".

Sin confianza en la seguridad jurídica de un país no hay crecimiento posible ni sostenibilidad de ese crecimiento. Y eso exige respeto a las reglas del juego. Las reglas se pueden cambiar si la voluntad mayoritaria así lo expresa -las elecciones, las mayorías parlamentarias- pero mientras no cambien es exigible un respeto escrupuloso a la ley. Y eso exige transparencia, claro, pero también, entre otras cosas, cumplir las leyes, una justicia que funcione, unos políticos que rindan cuentas, alternancia en el poder, echar a los corruptos de la vida pública -no sólo sancionarles moralmente, sino penalmente si llega el caso- y unos valores éticos en la comportamiento social.

¿Y en qué nivel está España -o los españoles, que debería ser lo mismo- en este tiempo? La peor imagen de la marca España es la que tenemos en nuestro propio país. Parece claro que España no es un país corrupto, aunque haya demasiados ciudadanos en el pozo de la corrupción, procesados o no. La mayoría de los ciudadanos y de las empresas respeta las leyes, cumple sus deberes ciudadanos, paga sus impuestos y busca la convivencia. Pero hay también demasiadas pequeñas corruptelas que sirven para tener trabajos o empresas en la economía sumergida, para no cobrar o pagar el IVA, para evadir a Hacienda, para pagar/cobrar en "b"... Así que seguramente hay que vender mejor nuestra marca país, pero habría que empezar por hacerlo en casa, por rescatar los valores ciudadanos, por rechazar, desde la escuela hasta el Parlamento, las conductas impropias y por exigir tanta seguridad jurídica para los que vivimos aquí como para los que vienen de fuera.

No es la política ni los partidos políticos los que están dando hacia dentro y hacia fuera esta mala imagen de una España que tiene excelentes empresas multinacionales, fantásticos deportistas, buenos creadores culturales, científicos y profesionales de prestigio. Es "esta" manera de hacer política, "esta" manera de funcionar de los partidos políticos y "esta" falta de compromiso ciudadano para no tolerar ningún tipo de corrupción en ningún ámbito privado o público. Hay que ser más exigentes si queremos que nos valoren por lo que somos de verdad.

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