Ahora toca el Sahara

La política exterior española ha navegado siempre con una cierta indefinición y cuando se ha definido incluso ha sido para peor. No es que Zapatero pueda estar satisfecho de la política exterior, entre otras cosas porque no la hay. Ahora tenemos una crisis con Marruecos por el viaje de los Reyes a Ceuta y Melilla, pero, por esta vez, hay que felicitar al Gobierno. La visita ha sido un acierto, uno de los pocos que se puede apuntar el Gobierno en este terreno, más aún después del ridículo que estamos haciendo en el caso de la tripulación del avión español retenido en Chad, donde Sarkozy, con z, ha dejado a nuestro presidente a la altura del betún.

Hay que congratularse de la presencia normal de los Reyes en estas dos ciudades españolas aunque cabe preguntarse por qué ahora, en este momento, y cuáles han sido las razones que han provocado un viaje “urgente” y montado de tapadillo, tanto que ni los presidentes de las dos ciudades autónomas lo supieron hasta unos días antes de que se celebrara. Si lo razón está en los intereses de La Moncloa, de su presidente y de su partido, mal asunto porque con las cosas importantes no se juega de forma partidaria. Demos el beneficio de la duda. En todo caso, el viaje ha sido un éxito, un acierto y una reparación imprescindible para dos ciudades que no se merecían ese abandono. Ni los presidentes, hasta Zapatero, ni los Reyes, en 32 años habían visitado estas ciudades sin que nadie sepa explicar porqué. Allí había que haber ido mucho antes con plena normalidad, sin miedo a nada ni a nadie. Otro asunto es si el viaje ha sido negociado con Marruecos o no y si cualquier negociación con el país vecino, con sus dirigentes, puede ser fiable.

Pero queda otra deuda pendiente. Hace tres décadas España, en una situación difícil, aguantaba la “Marcha Verde” en el Sahara con escasa dignidad. Luego abandonamos el territorio y a sus ciudadanos. Eso fue aún más indigno. A pesar de todo, en el desierto, solos y a su suerte, los saharauis siguen conservando el español y pidiendo inútilmente un instituto Cervantes para defender nuestra lengua, cuando en Marruecos hay varios. Después de Ceuta y Melilla, toca el Sahara. Defender abierta y directamente el derecho de los saharauis a su tierra, a ser una nación, a vivir en libertad. Ese gesto del Gobierno Zapatero nos devolvería la dignidad.