El windows open a la andaluza

Está que no para. Va de conferencia en conferencia, de foro en foro, de éxito en éxito para "vender" una imagen que, en el escaso tiempo de un par de meses, ha pasado del desconocimiento total y casi el desprecio mediático, al puro mito. Hace unos días lo recórdabamos en el programa "Cómo está Sevilla", de mi admirado Paco Robles en SevillaTV al analizar el llamado "boom" Susana que está epatando a todos los gurús de los medios de la derecha, la izquierda, el centro y hasta del mediopensionismo. Sólo ha bastado una investidura populista jaleada por sus vecinos trianeros en la Macarena, un desayuno con diamantes en el madrileño hotel Ritz pisándole un par de callos a Zapatero, a Rubalcaba y a Pere Navarro, y un "tete a tete" vacío de contenido y bienintencionado con Mariano Rajoy en la Moncloa, para que se convierta en la futura gran esperanza no blanca sino roja. A estas alturas de la película ya habrán adivinado de quien escribo, del lucero del alba, de esa estrella rutilante surgida de la profunda Triana y forjada en el palacete de la calle San Vicente que amenaza con deslumbrar a todo el espectro político del país, la ahijada y heredera de Pepe Griñán, la presidenta a dedo de la Junta de Andalucía y la futura secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz Pacheco, que está dejando en pañales de un solo golpe a Indira Ghandi, a Margaret Tatcher, a Evita Perón y a Angela Merkel, y la la que se ponga como la jóven lideresa de moda en esta España repleta de acefalias partidistas carente de líderes que valgan la pena.

Cuando titulo a lo Bil Gates lo del "window open" no me refiero sino a una de las frases recurrentes que más repite nuestra Susana Díaz en sus múltiples intervenciones para vender su nueva marca de la política anticorrupción. Susana habla de las "ventanas abiertas" de la Junta de Andalucia en esta nueva etapa para dejar entrar un aire renovado en el Palacio de San Telmo que se lleve lo antes posible la fétida pestilencia que han dejado en sus salones y en el Consejo de Gobierno de Chaves y Griñán los diez años ininterrumpidos de corrupción de los EREs fraudulentos. Como idea no está mal y da el pego de modernidad, pero no parece que en la práctica se estén dando pasos hacia esa catarsis de limpieza bajo las alfombras del poder por más que ella lo repita hasta la saciedad. Ya se sabe que no siempre se cumple la máxima goebbeliana de que una mentira reiterada hasta la saciedad acaba convirtiéndose en verdad. Para que los andaluces, y por ende el resto de los españoles, nos creamos sus tan anunciadas promesa de limpieza interna, Susana tendría que llevar a cabo una renovación total de los muchos cargos intermedios y fontaneros socialistas en la estructura de la Junta que aún continúan en sus puestos y no un mero intercambio de cromos ajados en el seno de su Ejecutivo.

Como a falta de pan buenas son tortas y en el país de los ciegos el tuerto es rey o reina, Susana está dando a entender que gracias a ella, en Andalucía se ha acabado la corrupción y, visto lo visto, no es eso, se ponga como se ponga y diga lo que diga, porque, por suerte o por desgracia, Andalucía sigue siendo, más que le pese tanto a ella como a los andaluces, la tierra de los EREs falsos, sobre todo mientras la juez Mercedes Alaya siga imputando un día sí y otro también a ex altos cargos de la Junta y de los sindicatos UGT y CC.OO. Entre los inputados en los EREs fraudulentos, que ya suman mpas d 150, los parados que sumamos mas de milóon y medio, y las cotas de pobreza que nos sitúan a la cabeza de España con tres millones y medio de pobres, la cosa no está como para que Susana lance demasiados cohetes al aire. Más bien como para que se encierre en San Telmo y se ponga a trabajar con sus consejeros para sacar a esta Comunidad del atolladero en la que está sumida.