Garré le agradece a España la ayuda con los radares

"Me siento particularmente orgulloso de haber ejecutado desde julio el despliegue de los radares", aseguró el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire de España, general Francisco José García de La Vega, en un acto celebrado con la ministra argentina.

Por su parte, Garré mencionó la "gran racionalidad" de la Fuerza Aérea Argentina para enfrentar "esta circunstancia crítica".

El Gobierno de España contribuyó con la actualización de la red de radares de Argentina con el préstamo de un radar militar Lanza instalado en Morón (al oeste de Buenos Aires), que funciona como apoyo del sistema del aeropuerto internacional Ezeiza, el mayor del país.

España también gestionó el alquiler de un equipo secundario marca Indra que presta servicios en Ezeiza y cedió tres radares militares tridimensionales que se encuentran en tránsito por vía marítima rumbo a Argentina, señaló el Ministerio de Defensa en un comunicado.
Además, el próximo 22 de noviembre se embarcarán desde España dos de los tres radares militares que el Gobierno español vendió por el precio simbólico de un euro por unidad y que se destinarán a la frontera noreste de Argentina para controlar la seguridad aérea.

El sistema de radares fue restablecido el 9 de julio último, aunque "estaba pre-operacional" el 15 de mayo y se demoró la puesta en marcha hasta tener la certeza de que los controladores de tráfico volvieran a estar a tono para operarlo.

El radar principal del aeropuerto internacional de Ezeiza, con el que también trabaja el Aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires, fue dañado por un rayo el 1 de marzo pasado, lo que obligó a que el sistema fuese operado en forma manual y desató una polémica por la inseguridad del tráfico aeronáutico que atemorizó a los viajeros.

La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas denunció varios casos de aviones que estuvieron a punto de colisionar por fallos en el control de tráfico, mientras que un juez federal dispuso que los aviones despegasen con una separación de por lo menos diez minutos, con las consiguientes demoras en los aeropuertos.