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Marrones

Marrones

domingo 01 de diciembre de 2013, 20:29h

El marrón viene a tener tantos significados en nuestra vida cotidiana, que ha dejado de ser una referencia de color, para pasar a designar todo lo negativo, dependiendo de la situación desde la que se observe. Normalmente se aplica a situaciones comprometidas o indeseables que por designios del azar, o porque nos son impuestas, no podemos dejar de realizar o distraer. Cuando esto sucede, el marrón pasa de ser una expresión, de supuesto, a una expresión de acción, lo que coloquialmente se conoce como "comerse un marrón".

Todo esto viene al hilo de un análisis sobre la situación política actual en España, y a los marrones que se está comiendo el presidente de nuestro gobierno; Mariano Rajoy, a cuenta del marrón que le ha dejado su antecesor en el cargo, el innombrable ZP.

No les voy a contar de la crisis, porque está tan manido ya el tema y, se ha escrito tanto, que no recuerdo el mundo que habitábamos antes de ella. Ni tampoco voy hablar de los cajones repletos de facturas "marrones", sin contabilizar, que sigue pagando a proveedores y prestamistas este gobierno de Marrón Rajoy, ni mucho menos les contaré del marrón que ha dejado en contabilidad A, B, o C, el carismático Bárcenas, que ante el marrón que se avecinaba optó por la vía de en medio, salir pitando con los "cuartos" y si te he visto no me acuerdo, dejando empantanado y con tres palmos de narices a propios y a extraños.

Les voy a contar el marrón que se está comiendo este gobierno a cuenta de la denominada doctrina Parot, sin duda, el mayor marrón que un gobierno puede comerse, cuando se veía venir lo que sucedería el día que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo abriera la caja de los truenos, sobre este tema.  La "doctrina Parot" es el nombre habitual con el que se conoce la jurisprudencia establecida a partir de la sentencia del Tribunal Supremo de 28 de febrero de 2006, una resolución al recurso presentado por el miembro de la organización terrorista ETA, Henri Parot por la cual la reducción de penas por beneficios penitenciarios se aplica respecto de cada una de ellas individualmente y no sobre el máximo legal permitido de permanencia en prisión. Esta sentencia no sólo ha beneficiado a la etarra Inés del Río, que fue la persona que solicitó (como caso aislado) el recurso, sino que ha servido para poner en la calle a numerosos y peligrosos delincuentes.

Pero no debemos dejarnos engañar por lo que supone esta sentencia que a nadie deja indiferente, y que trata de echarle las culpas al tribunal europeo, cuando lo cierto y verdad es que han sido nuestros gobernantes zapateriles y los propios jueces y tribunales españoles los que nos han puesto en esta tesitura. Es cierto que el ordenamiento jurídico está para respetarlo siempre, fuera de intereses partidistas, pero por eso mismo, se debería haber tenido un cuidado extremo a la hora de legislar con algo tan sensible en España, como es la excarcelación de etarras, siendo este el principal problema con el que hemos vivido los españoles.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, lo que dice sobre esta sentencia, o así lo he entendido yo, es que no cabe aplicarla en el caso concreto de la etarra del Río, pero no dice nada del resto de canalla que está saliendo a la calle todos los días y, esto si que es culpa, única y exclusivamente del gobierno socialista anterior, del "buenista y progre" Zapatero y, por ende, del magistrado López Guerra, como uno de los diecisiete magistrados que participó en la sentencia que determinó que la denominada doctrina Parot del Tribunal Supremo de  España, violaba la Convención de Derechos Humanos y la propia Constitución Española en la aplicación de las condenas a presos.

Sea como fuere, a la hora de buscar culpables seguro que aparecían de uno u otro partido y nunca nos pondríamos de acuerdo. Lo más triste de todo, es que la Ley se cambia continuamente para lo que se quiere y, estos casos sangrantes pueden ser el marrón que sepulte definitivamente al gobierno de Mariano Rajoy y culpabilice, por ello, a todo el Partido Popular, cuando lo único malo que han hecho, en este tema, es dar la callada por respuesta, con lo que se cumple aquel refrán de quien calla otorga.

Por último, y como de marrones vamos, les voy a contar el hasta ahora último marrón que se está cocinando en Génova, y que dicen los que entienden de esto, que se trata de una guerra civil sin precedentes en el seno del Partido Popular. Por un bando combaten los que aún se mantienen próximos a Cospedal, por aquello de que es quien ostenta el poder dentro del Partido, ya que Rajoy, haciendo gala de buen gallego, se encuentra en la situación de ni está ni se le espera. Por el otro bando, a mi juicio más estratégico, se encuentran los desencantados con la política que se está llevando a cabo y que tiene en sus filas a gente como Esperanza Aguirre, María San Gil y recientemente a Santi Abascal, uno de los dirigentes vascos del PP más conocidos por su lucha contra ETA y víctima de la banda terrorista.

Pero el mayor marrón que le espera a Mariano Rajoy aún no ha llegado. Probablemente ni él ni la caterva de chupópteros actuales que sobreviven en el PP sean conscientes del daño que están causando en las bases del Partido Popular a cuenta del abandono de la ideología sobre la que siempre se ha sustentado esta formación, y que incluso, se permite el lujo de dar la espalda a figuras tan relevantes de la política como José María Aznar, Carlos Iturgaiz o Jaime Mayor Oreja.

***Ismael Álvarez de Toledo

Periodista y escritor

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