El socorrido recurso al machismo
martes 08 de abril de 2014, 12:28h
En medio de la repulsa generalizada
que ha provocado la actitud de Esperanza Aguirre en el momento de ser
sancionada por la policía municipal de Madrid, algunos medios han tratado de
valorar si era cierta la acusación de doña Esperanza de que los policías habían
dado muestras de un comportamiento machista. Obviamente, el resultado ha sido
que tal acusación era infundada y que la sancionada estaba utilizando ese epíteto
como falacia para cubrir su propia falta. Lamentablemente, esta acusación
infundada no es patrimonio de la señora Aguirre. Usar el término machista (o
machismo) es hoy moneda frecuente para tratar de resolver sumariamente los
conflictos de pareja, laborales y hasta políticos.
En realidad, el término se ha
convertido en algo impreciso, que se utiliza de cualquier forma y con cualquier
sentido. ¿Es lo mismo machismo que sexismo? ¿Tiene alguna relación con la
discriminación por razones de género? ¿Puede definirse de forma precisa o sólo
por aproximación? Creo que no sería mala idea hacer algún esfuerzo al respecto,
para dejar de hablar sin saber muy bien lo que decimos.
El diccionario de la RAE ofrece una
definición general de machismo: es la "actitud de prepotencia de
los varones respecto de las mujeres". Pero eso no discrimina mucho en términos
de significado. El sustantivo clave de esa definición es el de "prepotencia" y
eso tiene a su vez dos acepciones (como prepotente): a) "más
poderoso que otros, o muy poderoso; b) que abusa de su poder
o hace alarde de él". Ahora bien, esa referencia solo hace alusión a la
práctica del machismo, pero no a su calidad heurística. El machismo no solo es
una acción de poder, sino una visión conceptual. Puede afirmarse que el
machismo es una forma particular de sexismo, quizás la más rotunda. En tal
sentido, el machismo sería una expresión agravada de sexismo, conceptual y
práctica, que se hace desde el hombre hacia la mujer. Así, para que exista
machismo se necesitan varios elementos: a) que el practicante desvalorice de
forma radical la condición humana del sexo contrario (en este caso la mujer);
b) que use esa desvalorización como respaldo de su práctica discriminatoria; c)
desde luego, que dicho sexismo tenga un sentido unidireccional, desde el hombre
hacia la mujer.
Quizás sea el primer
elemento el que necesite de mayor aclaración, precisamente porque es el menos
evidente. La desvalorización de la mujer puede ser por convicción o por
conveniencia. En el primer caso, tal actitud suele estar relacionada con la
misoginia; es decir, la aversión a las mujeres (por distintas causas). En el
segundo, tal desvalorización es un ejercicio mental para colocarse en una
posición de mayor poder (ficticia o no), al objeto de poder usar a su favor ese
desbalance de poder.
Pueden mencionarse algunos
casos en que el uso del término machista no califica con precisión. En primer
lugar, no resulta adecuada esa afirmación que se escucha frecuentemente de que
"hay mujeres que también son machistas". En la mayoría de los casos, lo que se
trata de decir es que son sexistas y, ciertamente, haberlas las hay. Pero solo
difícilmente es posible encontrar mujeres que sean machistas en los términos
dichos.
Tampoco es adecuado usar
el término para referirse a las expresiones sexuales. Hablar de sexo o expresar
deseo sexual, puede ser machista o no serlo. La manifestación del deseo sexual
o la apreciación de la sensualidad femenina son un derecho humano, según la
Conferencia mundial de El Cairo, en su apartado sobre salud sexual. Para que
sea machista se necesita que la apreciación sexual se haga despojando de todo
otro valor humano a la mujer. Es decir, se necesita caer en el grado más
extremo del estereotipo, de cosificación. Por eso cuando Esperanza Aguirre dice
eso de que los policías "estaban de muy buen ver", no necesariamente está
siendo sexista y mucho menos machista. Simplemente está expresando su
valoración erótica de unos seres humanos, sin negarle el resto de sus otros
valores humanos. El uso del término machista que usan algunas mujeres cuando
escuchan a un hombre elogiar el atractivo físico o sexual de una mujer es una
generalización inútil.
Tampoco es adecuado tipificar como
machista toda violencia de género. Siendo cierto que toda violencia machista es
de género, no lo es a la inversa. Para que una violencia de género sea machista
debe hacerse desde la lógica de la sobredominación; es decir, cuando se ejerce
desde la convicción de que la mujer tiene poco (o ningún) valor. Es posible
afirmar que la violencia de género que se ejerce en países como Arabia Saudita
es principalmente machista. Pero ese no es el caso en los países donde no hay
mucha discriminación contra la mujer y sin embargo (¡sorpresa!) hay niveles
elevados de violencia de género. Los últimos datos comparativos en Europa
muestran esa paradoja: los países escandinavos presentan los índices de mayor
avance de las mujeres y, al mismo tiempo, niveles altos de violencia de género.
La razón, ya estudiada hace tiempo, es que tal violencia procede de un
progresivo cambio de poder a favor de las mujeres, que sólo encuentra algún
tipo de compensación por parte de los hombres mediante la violencia. Un estudio
en Suecia muestra que son los hombres desempoderados los más proclives a ese
tipo nuevo de violencia de género. No sería muy exagerada la hipótesis de que
en España hay todavía mucha violencia tradicional de género (machista), pero
también bastante violencia de nuevo tipo. Algo que sería útil diferenciar a la
hora de establecer estrategias contra la
violencia de género. Y que la miopía al respecto nos ha impedido ver.
En todo caso, es posible afirmar que
el término machista tiene un contenido preciso que le da sentido, sobre todo para saber qué queremos significar cuando
lo utilizamos.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
27511 | Enrique Gomáriz - 09/04/2014 @ 12:08:40 (GMT+1)
Bueno, si hablamos de acciones, habría que eliminar todo tipo de sexismo, de discriminación por razones de género y no sólo del machismo, que es un tipo específico de sexismo. Puede haber discriminación sin partir de una desvalorización profunda de la mujer (que es la característica del machismo). Claro, la otra solución es llamar machismo a todo tipo de discriminación, eso simplifica las cosas, pero no capta la complejidad de la vida. Algo importante a la hora de pensar en estrategias.
27507 | Rosa Paredes - 08/04/2014 @ 20:34:21 (GMT+1)
Habría que erradicar el sucio machismo del machito rastrero y cobarde, y la despreciable sumisión de la mujer atemorizada y asustada por ese malnacido que se ha adueñado de su vida. Saludos
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