Se veía venir, A falta de un análisis más pormenorizado de los datos, la
primera impresión que producen los resultados de las Elecciones
europeas en Andalucía a vuela pluma es que
Susana Díaz ha barrido
sacándole diez puntos al partido que encabeza
Juanma Moreno. Andalucía
ha sido en estos comicios la tabla de salvación de un PSOE que se ha
hundido estrepitosamente en la mayoría de las comunidades. Queda claro
que, pese a que PP y PSOE han sido los ganadores, el bipartidismo
imperante en este país durante los últimos treinta años comienza a
resquebrajarse. La izquierda y la derecha se atomizan en grupúsculos más
radicales que van a ser claves en futuras citas electorales. Habrá que
ver si la respuesta de los ciudadanos en unas futuras elecciones
nacionales, autonómicas o municipales sigue la misma pauta, pero da la
impresión de que en toda Europa, debido fundamentalmente a la grave
crisis económica, están surgiendo nuevas formaciones que van a
configurar un Parlamento bastante más complicado que el actual.
Si
hubiese que hacer una lectura de las elecciones europeas a nivel
andaluz, una trasposición de estos datos en clave autonómica, estaría
claro que la conclusión es que Andalucía sigue siendo el principal
granero de votos de los socialistas. El principal y, dadas las
circunstancias, casi el únco que le va quedando en todo el territorio
español. Nada nuevo bajo el sol.Lo que ya venían diciendo las últimas
encuestas de febrero. ¿Qué significa ésto? Pues que tenemos Susana para
rato y que a los votantes andaluces les dan igual las europeas, las
generales o las autonómicas. Aquí, pase lo que pase, se robe lo que se
robe, surjan los escándalos de corrupción que surjan, se va a seguir
mayoritariamente votando a los socialistas por más que la juez Alaya
enchirone a la plana mayor de la Junta.
Que nadie se equivoque.
Los andaluces no han votado mayoritariamente a
Elena Valenciano. Han
votado a la marca PSOE y a la mujer que actualmente la representa que
no es otra que la presidenta de la Junta y secretaria general de los
socialistas andaluces, Susana Díaz Pacheco. Y la han votado, sobre todo
donde siempre la votan, en los pueblos del interior de la comunidad
anclados en el subdesarrollo y en la subvención. No tengo aún los datos
sobre mi mesa, pero estoy seguro que en las ocho capitales y en la
mayoría de las grandes ciudades andaluzas se ha repetido el guión de las
últimas citas electorales, obteniendo el PP unos resultados cuanto
menos aceptables.
¿Y ahora, qué? Pues ahora a seguir la hoja de
ruta trazada de antemano. El lider del PP andaluz, Juanma Moreno, deberá
seguir pateando Andalucía desde Santa Elena a Tarifa y desde Ayamonte a
Carboneras para darse a conocer lo suficiente como para no estrellarse
en los próximos comicios autonómicos. Con que lograra un resultado
similar al que obtuvo Arenas en 2012, ganándole aunque sólo sea por un
punto al PSOE, sería todo un triunfo digno de una odisea. Porque no se
puede obviar que los diez puntos que el PSOE le ha sacado en Andalucía
al PP en estas elecciones europeas indican a las claras que hay que
ponerse las pilas, y muy rápido, para enjugar cuanto antes el baño. Y
hay que trabajarse no sólo los pueblos del interior, sino también
provincias que, como Sevilla, son claves para ganar las elecciones
andaluzas.
¿Y Susana? Pues Susana lo tiene cada día más claro. Ha
jugado fuerte apoyando a Valenciano en todos sus grandes mítines y ha
ganado. Veremos lo que hace
Alfredo Pérez Rubalcaba tras el desastre del
domingo, pero me da a mí que no le queda otra salida que irse cuanto
antes. Los resultados de las europeas en Andalucía son todo un serio
aval para que Susana Díaz medite si le vale la pena convocar elecciones
anticipadas el próximo otoño o, ¿por qué no?, incluso optar a ser la
candidata socialista a la Presidencia del Gobierno. El abanico de
posibilidades que se le abre a la nueva estrella del firmamento
socialista es inmenso. Aunque ella sabe, como sabemos casi todos, sus
grandes limitaciones y que, por más que epate en sus conferencias en
Madrid, su feudo acaba en Despeñaperros. Aunque algunos compañeros la
reclamen, yo, si fuese ella, que evidentemente no lo soy, me limitaría a
seguir gobernando en Andalucía. Por muy mal que lo haga, sabe de sobra
que los andaluces seguirán votando a su partido y respaldarán su gestión
por mucha corrupción, muchos EREs fraudulentos y muchos cursos de
formación falsos que haya sobre el tapete. Lo dicho, no tenemos remedio.
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Especial: 'España, un país en elecciones'