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La nueva hija putativa de Antonio Gala

  • Cuando fuimos los mejores. Colección Fundación Antonio Gala. Editorial Almuzara.

miércoles 14 de noviembre de 2007, 15:02h
“Siempre le gustó ir en coche, en silencio, escuchando música. Y hoy todas las canciones son suyas; cuentan sólo una historia. El resto de oyentes del programa radiofónico nada entienden de esas letras”.
Así comienza la novela Cuando fuimos los mejores, una novela (la primera) de Aixa de la Cruz. Imagino que el nombre no les sonará de nada. Y es normal. Aixa tiene 19 años, mucho descaro, todavía candidez y un gran talento para la literatura. Y esto no lo digo yo (que lo pienso) sino la Fundación Antonio Gala y, por supuesto, el escritor andaluz.

Lo que he trascrito de su novela en el primer párrafo puede parecer que está totalmente desprovisto de ingenio y manejo del lenguaje. Sin embargo no es así. Comprueben a describir en un folio algo sin recurrir a adjetivar y dejando los circunloquios aparte. Verán que no resulta sencillo. De hecho, escribir como lo hace Aixa es más difícil. Por eso tiene más mérito. Y por eso Gala la admitido en su Fundación. Hoy se presentó en el Realcafé del Bernabéu su novela. Gala, fiel a su estilo, abroncó a todos los periodistas que, todavía a estas alturas, se sienten molestos por sus palabras. ¡Cómo si fuera la primera vez! A Gala no hay que entenderlo, ni siquiera justificarlo, hay que, como mucho, leerlo. Y si a uno le gusta la experiencia de disfrutar de su ingente obra, lo siguiente es pasar de todas las salidas de tono que habitualmente tiene y que no son más que provocaciones para medir el aguante del personal. Estoy convencida. Es como el Risto Mejide de las letras y su fundación una suerte de OT del arte. Algo que, por cierto, le he dicho a él mismo (a solas, claro, tampoco soy masoquista) a lo que rápidamente me respondió: “Ay no por Dios, si ése hombre me cae fatal, me gusta verlo pero para reírme un rato” A veces, señor Gala, nos cae mal la gente que nos recuerda demasiado a nosotros mismos. Y ojo, la comparación no va por el talento de cada quién porque uno está a años luz del otro, sino por esa honestidad radical de la que ambos parecen ser fieles seguidores.

Pero a lo que iba que me pierdo. Aixa de la Cruz nació en Bilbao en 1988, es decir que tiene la tierna edad de 19 años. Y la tía, y perdón la expresión, escribe deliciosa y maravillosamente bien. Gala ha dicho que es una cerda, y lo aclaro, se refería a que bajo su cara de niña buena es capaz de escribir obscenidades que llegó a comparar con el mismísimo Dante. Ahí es nada. Aixa le respondió que no y Gala, que no se calla ni debajo del agua la disculpó diciendo: “Cómo se nota que no has leído a Dante”.

La manera de expresarse de Aixa ante las preguntas de los periodistas provoca que una deje de tomar notas y se dedique al puro placer de escuchar a una joven que, pese a su edad, posee una madurez pasmosa y una verborrea nada común en la gente de su generación.

No hace falta ser un hacha para darse cuenta de que esta niña tiene un futuro más que prometedor con las letras. Yo, por si acaso, le he pedido que me firme el libro. Estas cosas luego se revalorizan mucho, ya se sabe.
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