La Moncloa pretende un encuentro con Mas antes de la Diada

Según testimonios indirectos, Rajoy y Mas hablaron 'muy poco' de la corrupción autodenunciada por Jordi Pujol, que ha supuesto un auténtico terremoto en Cataluña, y que era un tema sobradamente conocido por el Gobierno central, y por los gobiernos anteriores desde Felipe González, sin que jamás se quisiese hacer ruido al respecto . Fiel a su estilo, el presidente del Gobierno central quiso ser elegante y no ahondar en una herida que ya de por sí es suficientemente honda. Lo importante era preservar la mesa de diálogo, ahora que existe mesa y en ella se pueden negociar esos veintitrés famosos asuntos que Mas se traía de Barcelona. Y qué duda cabe de que algunos de esos temas saldrán adelante, aunque el presidente de la Generalitat sigue en el lío de tener que convocar el referéndum del 9 de noviembre: ha empeñado demasiado su palabra en que se celebrará y, si no lo lleva a cabo -que no podrá llevarlo a cabo--, será su muerte política, algo a lo que en medios gubernamentales creen que Artur Mas se va acomodando.

--Sin 'plan B' en Moncloa ni en la Generalitat--

Claro que la muerte política de Mas sería el auge político  de Esquerra Republicana. Y eso, piensa el Gobierno español, sería pasar de Guatemala a Guatepeor. Por eso, La Moncloa intentará mantener el diálogo telefónico con Mas y hasta celebrar otro encuentro 'no clandestino' antes del 11 de septiembre. Pero lo cierto es que Rajoy y Mas se despidieron sin tensiones, pero también sin concretar una fecha para un nuevo encuentro. El cálculo de los tiempos de Rajoy, siempre arriesgado porque supone que él nunca da el primer paso, espera mucho del desgaste que la corrupción está suponiendo a la Generalitat y confía en que, entre los disgustos que le da la familia Pujol, los que, por su parte, le proporciona Josep Antoni Duran i Lleida sugiriendo que va a organizar 'algo' de cara al otoño, y los que se derivan de los reveses de la 'diplocat', con las declaraciones 'antisecesión' de Merkel y Valls, por ejemplo, Mas acuda aún más débil y 'negociador' a su próximo encuentro con el Gobierno central. A partir de ahí, Rajoy 'abrirá algo la mano', se espera, aunque la verdad es que, por el momento, no parece existir un 'plan B' ni en La Moncloa ni en Sant Jaume.

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