Frente a las noticias y comentarios sobre una recesión en Japón, una posible recesión en la zona euro y una ralentización de la actividad en China, la economía de
Estados Unidos se muestra en mejor estado. Las empresas privadas estadounidenses contrataron trabajadores en noviembre a un buen ritmo y el sector servicios creció con fuerza, lo que apunta a que
la desaceleración mundial ha tenido un impacto limitado en la actividad de la mayor economía global. Tras una subida de 233.000 puestos de trabajo en octubre, los empleadores privados crearon 208.000 nuevos puestos. Sin embargo,
las mejores condiciones en el mercado laboral todavía
no se han traducido en un crecimiento más acelerado de los salarios, lo que debería calmar los temores a que los salarios estén creciendo más que las expectativas de la Fed, dándole así
mayor margen de tiempo para subir los tipos de interés. En el lado opuesto, otros bancos centrales, como el
BCE que hoy celebra su
última reunión del año. A lo largo de la semana, las expectativas alrededor de esta cita han ido marcando el ritmo de los mercados, del mismo modo, que lo que de ella resulte marcará su devenir hasta final de año. La opinión que domina es que el BCE esperará hasta el próximo año para iniciar la compra de deuda soberana. Antes hay que evaluar el efecto de las medidas ya adoptadas. Y como siempre,
atentos a las declaraciones de su presidente. No es necesario que se anuncien medidas concretas. Sus palabras pueden tener el mismo efecto.
