El año de Susana, de Pedro...y de Pablo
lunes 29 de diciembre de 2014, 08:32h
Ante todo
permítanme disculparme por el largo lapsus de tiempo que he tardado en renovar
mi artículo, casi una semana. Y es que he ido a mi ciudad natal, Arjona, a
cumplir con la obligación anual de pasar la Nochebuena con mi familia. Tenía la
intención de escribir desde allí nuevos artículos, pero ya saben en lo que se
convierten estos días de las "entrañables", en un vivo sin vivir en
mí de comidas, cenas, copas y fiestas, en los que a uno no le queda tiempo casi
ni para dormir. En fin, de vuelta ya a casa, en Sevilla, en la tranquilidad de
mi hogar, retomo mis obligaciones y vuelvo a ponerme en contacto con mis fieles
lectores a los que doy por sentado que tampoco tienen tiempo de sobra para leer
chorradas. Quisiera acabar el año con algo alegre y esperanzador pero créanme
que me cuesta trabajo encontrar un asunto que ponga una sonrisa en sus rostros.
Uno pone el telediario o abre un periódico y, por más empeño que ponga Rajoy en
asegurarnos que estamos en recuperación, sigo sin verle la punta a estos brotes
verdes que aseguran que están floreciendo en todo el territorio nacional. Mi
economía sigue tan depauperada como a finales del pasado año y, por más ánimos
que me doy a mí mismo, cada mañana me despierto haciendo cuentas y dándole
vueltas a la cabeza para que me cuadren los números. Porque ya saben que una
vez pasada la Nochevieja vienen los reyes(los de mentira que son peores que los
de verdad), las rebajas y la cuesta de enero. Y les aseguro que tampoco este
año nuevo el sorteo del Niño nos va a sacar de pobres. Como si lo estuviese
viendo.
En fin que hay que retomar el tinglado político
que tengo abandonado en las últimas semanas para hacer el clásico balance de
este 2014 que nos abandona. Muchos dicen que ha sido el año de Jodemos, perdón,
de Podemos. Yo creo que el año de los muchachos de Pablo Iglesias será el 2015,
tanto para bien como para mal. En las elecciones municipales de la próxima
Primavera podremos comprobar si es verdad la fuerza que les aseguran las
encuestas colocándolos como segunda o tercera fuerza del país, o sin se han desinflado
como un globo después de sus frenazos y marchas atrás en su programa inicial.
Sinceramente pienso que las urnas, y no las encuestas, serán quienes coloquen a
Jodemos, perdón, a Podemos, en su propia realidad. Una subida espectacular para
un partido con menos de dos años de vida, pero lejos de ser alternativa de
Gobierno.Ya veremos si el desencanto popular es capaz de colocarnos en una
situación similar a la de Grecia o si, a la hora de la verdad, la gente se lo
piensa antes de apoyar una alternativa que, digan lo que digan, no es demasiado
fiable para la estabilidad social y económica de un país que comienza a salir
del caos.
De quien sí ha sido indudablemente el año el
2014 es de la estrella más sublime de la política nacional, ya saben, la
incomparable, la genial, la inigualable superpresidenta andaluza, Susana Díaz
Pacheco. Poco a poco, escalando puestos en el partido se ha colocado como la
referencia nacional del todavía primer partido de la oposición. Ha que
reconocer que ha sabido jugar magistralmente sus cartas dentro de una fuerza
política, el PSOE, que había perdido el norte (y el sur, el este y el oeste)
tras el paso devastador de Atila Zapatero. Todos los expertos parecen coincidir
en que Pedro Sánchez es un ave de paso, un personaje sin chicha ni limoná que
está preparándole el camino a la que sin duda alguna será su sucesora, por más
que la Cuatro le dé una hora de máxima audiencia escalando el Peñón de Ifach de
la mano de Jesús Calleja. Eso no es nada comparado con lo que le tiene preparado
Susana. En este nuevo año que comienza veremos si Sánchez es capaz de afrontar
los difíciles retos que le plantearán sus compañeros de partido. Me da a mí que
lo de la escalada de la Cuatro es un juego de niños si en mayo no supera al PP
en las municipales. No espera a todos un año jugoso con, al menos, dos citas
electorales que van a ser cruciales para el futuro inmediato de España. Que
Dios nos coja confesaos.