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La joya de la Corona

La joya de la Corona

miércoles 21 de noviembre de 2007, 14:39h
Qué dura es la vida de reportera. Ustedes no se hacen una idea. Ayer, con la que estaba cayendo en Madrid: lluvia, viento y frío, me fui yo, tan sacrificada, a visitar una exposición de joyas. Y ya son ganas porque ni trabajando treinta años tendría yo para comprarme una de las que vi. Lo mío es masoquismo puro porque cuando Ana Marchessi, directora de relaciones públicas de Conde Nast me iba explicando las fabulosas piezas, ella no se daba cuenta, pero yo babeaba de envidia ante tamaño despliegue. Y es que a mí, todo lo que brilla, lo dorao y todas esas cosas que llevan los ricos pues, ¿qué quieren qué les diga?, me ponen una barbaridad. Total para nada porque luego siempre llevo pendientes de todo a cien. Pero como soñar no cuesta nada…
La revista VOGUE que es todo glamour (sólo con escribirlo el artículo ya me queda con más caché) celebraba ayer con una magnífica cena la cuarta edición de los premios Vogue Joyas. Yo, por supuesto, estaba invitada… al photo call que es ese lugar inhóspito dónde antes se colocaban los fotógrafos para hacer fotos a las “stars” y dónde ahora nos colocamos todos los que tenemos una cámara digital como yo. Y claro, se podrán ustedes imaginar los golpes que, una señorita como yo, recibe rodeada de tanto orangután de fotógrafo. Y sí, es que son unos bestias y me quejo y mucho, además, porque están a monte y te pisan y te empujan y te gritan!!!! Oh cielos, a mí, que no me gritaba ni mi señorita del parvulario. En fin, me consolaré pensando que a Pilar Rubio, la reportera de Sé lo que hicisteis, de la Sexta, también la empujan y le gritan y eso que, dicen ellos, está muy rica. En fin, hombres, que no saben nunca cómo tratarte. Brutos que sois unos brutos. Propongo que a partir de ahora los photo call sean separados por sexos como cuando yo iba al cole. Que si lo hacían las monjas así sería por algo.

Pero les cuento, que me lío (como siempre). Los invitados a la cena que se celebró anoche eran muy ilustres. Claro. No pensarán ustedes que con semejantes joyas iban a invitar a Belén Esteban o a Bárbara Rey, que son muy dignas, pero para otro tipo de eventos. Así que de invitadas pues fueron por ejemplo, Cary Lapique. Cómo es ella de selectiva y de elegante. ¿Qué se pensaban ustedes? ¿Qué va ella a cualquier evento que la inviten?, pues no. Ella, que representa a Suárez, (esa joyería tan ideal que tiene a Isabel Preysler de imagen y en la que sale la señora Boyer tumbada en una chaisse longue con la cara que tenía a los diez años), no podía faltar a la cita, de hecho Suárez exponía joya, en la categoría de Joya Nacional: unos pendientes largos de oro y brillantes con enganche en forma de pluma y gran berilo amarillo.

Otras mujeres elegantes y guapas fueron por ejemplo Miriam Ungría que está casada con el príncipe Kardam de Bulgaria. Porque Bulgaria no tiene monarquía que sino esta chica sería como la princesa de Asturias porque su marido es el hipotético heredero al trono. Pero es muy sosita, la verdad. Mona sí. Y delgada también, pero sosa, la verdad. Nada que ver con su cuñada Carla Royo-Villanova que es una delicia. Ayer iba, como siempre, ideal. Llevaba un modelo de Josep Font. No me digan que no es para comérsela. Es tan dulce, tan amable siempre. Yo, si fuera la reina Margarita de Bulgaria, estaría feliz con la elección de mi hijo.

De pronto apareció Fran Rivera y Blanca Martínez de Irujo. Y me quedé sin hacerles fotos porque como yo estaba al lado de los del tomate…pues el torero y la novia al psar por delante de mí no hicieron ni el más mínimo ademán de pararse. Claro, es que Fran ve el micrófono del tomate y huye despavorido. Ay con lo valiente que es en la plaza. Luego matar, lo que se dice matar, no mata muy bien, pero al menos le pone interés, el muchacho.


Y en ésa estábamos cuando los organizadores nos llevaron a otra sala para que fotografiásemos a la Duquesa de Alba, que está ella muy mayor y no podía entrar por la misma puerta que los demás (tenía muchas escaleras) y, se pueden ustedes imaginar el revuelo. ¿Han oído alguna vez hablar del caballo de Atila? Pues multiplicado por diez. A gritos y empujones me llevaron los fotógrafos. Yo, ni toqué el suelo, fui en volandas, con eso les digo todo. Menos mal que al final todo tiene su recompensa y ahí estaba ella, la Duquesa, con su inconfundible…estilo propio, posando para todos y recogiendo el premio al personaje Joya por su contribución a la cultura y arte de nuestro país.

Después de eso me fui porque para qué seguir sufriendo. A la cena no me podía quedar, robar una de las joyas iba a ser complicado así que me fui a casa  a ver la serie Herederos que esos son también ricos, pero al menos te queda el consuelo de que es de mentira.
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