Voto en conciencia versus disciplina de partido

Hace unos días se votó la reforma del aborto, de la bancada popular cuatro se ausentaron y una votó en contra. Después de esta noticia se ha reabierto el debate de la democracia interna en los partidos políticos y su "disciplina de partido". En 2010 decía José Antonio Alonso, portavoz del Grupo Socialista en ese momento algo que no hay que perder de vista: "la opinión es libre, pero la lealtad al grupo que le ha acogido es obligada".

Lo de que los políticos puedan votar en conciencia en España es un fenómeno paranormal. La multa para aquellos "atrevidos" que quieran seguir sus ideas personales, su conciencia, les costará si eres del PSOE, 600 euros y si eres del PP, 300 euros, muy democrático todo.

Me resulta gracioso cuando la gente nos dice: "pero ¿por qué habéis formado UCIN Toledo?, si es un partido pequeño, municipal". O en otras palabras, aquello de: "es mejor que os metáis en partidos grandes para intentar cambiar las cosas desde dentro". Pues aquí está la respuesta.

Los grandes partidos políticos, y me atrevería a decir que los nuevos que están surgiendo van en la misma línea. Pero estamos observando que todos se apuntan al concepto de "regeneración democrática", cuando ni siquiera dentro de sus partidos hay "democracia" cuanto menos "regeneración".

En UCIN Toledo, no tenemos a un mandamás que nos diga lo que podemos hacer y lo que no como lo tienen el resto de partidos. Nosotros sólo nos debemos a los vecinos de Toledo. Cada uno de los miembros del equipo tiene sus propias ideas; y podemos estar de acuerdo o no en algunas cosas de índole ideológico, pero lo que tenemos claro es que queremos lo mejor para Toledo y sus vecinos. De hecho cuando nos toque votar en el ayuntamiento en conciencia, cada uno será libre para hacerlo. Porque creemos que un diputado, alcalde, concejal... no es un engranaje de una maquinaria sin más. No se despersonaliza a la hora de ejercer la representatividad que le han otorgado sus votantes. Es la única manera de conservar también su conciencia y, sobre todo, el principio de la coherencia.

Sergio Sánchez

Equipo UCIN Toledo