Ola de frío en la Zarzuela

El rey Felipe VI recibió ayer en la Zarzuela al presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, mientras avanza el plan soberanista hacia las próximas elecciones catalanas. La reunión pretende dejar clara la intención del Rey de preservar las relaciones institucionales del jefe del Estado con todos los presidentes autonómicos, sin excluir a Mas.

Hoy todos los periódicos de ámbito nacional y catalán centran los focos de la atención informativa en ese encuentro, que por las imágenes, parece más un desencuentro. En plena ola de calor en España, parecía que en la Zarzuela se sufrían corrientes árticas. El semblante frío del monarca es lo más destacado de esa cita de la que no ha trascendido ningún comunicado. Una reunión de hora y medio, tres días después de la proclamación de la lista unitaria.

En una tensa espera de Artur Mas ante los periodistas, evitó contestar a las preguntas, aunque respondió con gestos, sonrisas y la frase que recogen todos los medios de comunicación. El líder catalán, que va cuarto en a lista independentista que provocaría la secesión dentro del territorio nacional, se sintió muy cómodo ante las cámaras. Exultante, sonriente y con buena actitud, se le "escapó" una frase que ha abierto gran parte de los periódicos nacionales. "Vengo en son de paz".

La prensa define el encuentro como frío, e incluso en los análisis de los editoriales, algunos ponen el foco en la pose del Rey, a la que califican como estudiada y definida, evitando cualquier muestra de empatía con el desafiante Mas. Una actitud que dista mucho de la acostumbrada cordialidad que siempre muestra Felipe VI.

Tan sólo La Vanguardia titula la noticia en un tono positivo. Si analizamos la foto con las anteriores recepciones que el rey Felipe VI ha mantenido con los nuevos presidentes autonómicos, es imposible encontrar otra imagen en la que se encuentre al monarca con un gesto más duro y frío. Los periodistas que cubre las informaciones de la Casa Real, y por tanto conocen el compromiso institucional que siempre mantiene el monarca, se sorprendieron ante el gesto del Rey, ya que no evitó disimular un actitud más dura de lo que normalmente acostumbra a mostrar.

El Gobierno, a través de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, intentó minimizar la cita presentándola como un acto habitual en el funcionamiento del Estado, mientras que la Generalitat destacó que no se trató de una charla protocolaria. Es todo lo que ha trascendido de forma oficial. Aunque nunca antes una recepción con un líder autonómico ha mostrado una imagen tan recia en una audiencia del Rey.