Mariano Rajoy comparecerá hoy ante los medios para su habitual balance de fin de curso tras el último Consejo de Ministros antes de dar comienzo a las vacaciones, este año, por cierto, mucho más cortas de lo habitual. Porque no es una rueda de prensa cualquiera. La legislatura prácticamente se ha terminado y el horizonte más próximo es el de las elecciones Generales. Además de presentarse con sus últimos presupuestos generales del Estado bajo el brazo, en los que seguro que introduce algún guiño ‘social’, no se descarta que el presidente aproveche para hacer algún anuncio importante más allá de los mensajes de advertencia a Artur Mas. Con Rajoy todo es posible.
Cristóbal Montoro acude hoy ufano al consejo de Ministros con sus novenos presupuestos generales del Estado (PGE), seguramente los últimos de su carrera a tenor de sus últimas declaraciones, pero no será el protagonista del día. Ese papel le corresponde a su jefe, el presidente del Gobierno. Es el último Consejo de Ministros del curso político, y casi de la legislatura, por lo que toca hacer balance. El penúltimo examen antes de que tras el verano toque a rebato y convoque elecciones generales. Es pues, una ocasión de oro para hacer valer los logros de su gestión y hacer los primeros guiños electorales.
Por ejemplo, con la subida del sueldo de los descontentos funcionarios públicos y de las pensiones de los resignados jubilados, hábilmente filtrados por el propio Montoro la víspera para ir calentando el ambiente y ponérselo en suerte al presidente.
La coincidencia de que balance y presupuestos coincidan ha sido, no obstante, un problema, al menos desde el punto de vista técnico. No es fácil encajar una rueda de prensa para informar de los PGE, necesariamente extensa y monográfica, con un discurso de puro contenido político con el que tiene que compartir escenario, por lo que en Moncloa se han devanado los sesos desde hace semanas para encontrar la mejor solución.
Y la más fácil. Como es lógico, Mariano Rajoy dibujará hoy las grandes cifras de los PGE y será el próximo martes cuando Cristóbal Montoro en persona desgrane desde el Congreso el detalle de las cuentas públicas y comience la carrera contrarreloj para que se aprueben a tiempo y el presidente pueda convocar elecciones en la fecha que tan celosamente esconde en su particular libreta azul.
Las cuentas no están solas. Cataluña tiene también un lugar reservado en la comparecencia de Rajoy, en la misión imposible de que revele su estrategia ante una hipotética declaración de independencia.
Desde la barrera, Pedro Sánchez está a la espera de los movimientos del enemigo para decidir cómo y cuándo corresponde dar la obligada réplica del aún principal partido de la oposición y alternativa de Gobierno. Viernes, 31 de julio, España se va de vacaciones… lo que no salga en las noticias del mediodía no existe…
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