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El país que queremos, desde la Unidad Popular

martes 08 de diciembre de 2015, 20:52h
Más allá de buscar ganadores y perdedores en un debate trucado, lo que el próximo 20 de diciembre nos jugamos es el país que queremos para el futuro y el de las próximas generaciones.
Porque ese es el meollo de la cuestión y no otro. Hasta ahora, el gran pacto entre el PP y PSOE nos ha ido dejando un campo sembrado de minas, de triquiñuelas legales y acuerdos internacionales, que han ido limitando la soberanía nacional y económica de España, y poniendo encima del interés general y del cumplimiento de la Constitución que tanto aprecian de año en año, los compromisos con los grandes acreedores políticos y financieros.
La reforma constitucional del 2010, el rescate financiero a los banqueros que hizo Rajoy, y un Presupuesto de 2016 que no se ha creído nadie ni fuera ni dentro de nuestro país, que obligará a un recorte adicional de 16.000 millones de euros en gastos social y un apretón en la reforma laboral y la quiebra acelerada del sistema de pensiones, será la triste masa hereditaria que se encuentre el nuevo Gobierno.
Paralelamente, se pretende recrear una nueva foto de las Azores en éste caso con el Pacto Antiyihadista, ya que es la ratificación de los aspectos más duros de la Ley Mordaza, la “cadena perpetua” y la base jurídica-política para participar en una nueva guerra, y una vez más contra los monstruos creados, apadrinados, armados y financiados desde las cloacas de la OTAN.
La ola de conservadurismo y xenofobia que recorre Europa, nos coloca a las personas, movimientos y organizaciones de la Izquierda social y política ante un dilema importante; dar un paso atrás en lo ideológico y político en el eterno viaje al centro, o centrarnos en lo importante que es superar este sistema que se ha mostrado incapaz de satisfacer las necesidades de las personas y de hacer cumplir la Declaración de los Derechos Humanos.
Sin un “rearme” político, cultural e ideológico de la izquierda, el proceso deconstituyente de los Estados Sociales, Democráticos y de Derecho culminará con éxito, y por tanto, habríamos dado un paso atrás de casi dos siglos. Nuestro Candidato Alberto Garzón ha dicho alto y claro, que en estos momentos hay que ser pedagógicos aunque nos cueste un millón de votos, porque en esta oleada de “sentimientos” en que se han convertido las campañas electorales, debe haber un espacio para la reflexión y el análisis y no solo el aplausometro del clamor al líder.
Unidad Popular propone un abanico de iniciativas económicas, políticas, e institucionales que cuestionan todos los nuevos dogmas neo-liberales, los convencionalismos “europeístas-otanistas”, y la llamada social a un proceso constituyente democrático desde abajo y no desde las élites.
La dignidad de la persona, empezando desde la infancia, la etapa educativa, formativa, laboral, hasta el paso a una jubilación suficiente, y todo ello en condiciones reales de igualdad, requiere una fuerte inversión pública y desde lo público para asegurar su universalidad.
El acceso a la Sanidad, la Educación en sus diferentes grados, la Dependencia, el derecho a la vivienda, todo ello necesita de un poder político fuerte que sea capaz de enfrentarse a los todopoderosos lobbies de presión. Un modelo económico y productivo que sea sostenible en lo social y ambiental, que tienda a corregir las desigualdades sociales y territoriales, en el que todas las personas contribuyamos con nuestro trabajo al sostenimiento de la sociedad.
Eso se llama democratizar la economía, y para ello se debe recuperar la presencia del sector público en sectores estratégicos; banca, transportes, energía, industria, telecomunicaciones, para facilitar un acceso igualitario a recursos fundamentales para el desarrollo social y económico, y no sólo quedar al capricho de los oligopolios de la banca y grandes corporaciones, a las que encima debemos ir multando todos los años por prácticas monopolistas y abusos contra los consumidores.
La regeneración democrática, eliminando a corruptos y corruptores de la esfera pública, una Ley Electoral justa, proporcional y democrática, mecanismos de control y participación ciudadana, revocatorios, ILPs, consultas populares, reforma del Senado, eliminación de las Diputaciones reforzando la democracia local, auditoria de la Deuda del sector público para aliviar el pago de intereses por “deudas ilegitimas o fruto de la corrupción”, son medidas que necesitan además de un Gobierno que se lo crea, una sociedad civil organizada y comprometida en defender esas parcelas de soberanía recuperada.
Este país no necesita maquillajes cosméticos de “descastización” o recambios entre bipartidismos, necesita de una evolución democrática que puede ser impulsada desde las fuerzas populares y democráticas, o terminará guiada desde las cúpulas estamentales del régimen. Aquí cada uno es en cierta manera libre de elegir, y desde Unidad Popular apostamos por un nuevo país.
Miguel Ramírez Muñoz
Candidato Nº 2 al Senado por Ciudad Real de Unidad Popular-IU
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