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¿Un juez de armas tomar?

miércoles 19 de diciembre de 2007, 17:05h
   Vaya por delante la presunción de inocencia; no podría ser de otro modo porque, como la verdad, vale tanto para Agamenón como para su porquero. Pero, una vez dicho esto, todo el rigor será poco a la hora de investigar el comportamiento de un magistrado del Tribunal Constitucional que, según la acusación de un cerrajero de 24 años, con antecedentes policiales por el robo de un vehículo, trató de amedrentar al denunciante apuntándole con una pistola mientras le espetaba el clásico -"No sabes con quien te metes"- y el tremendo añadido de: -"soy juez"- Y todo esto por un percance de tráfico.

   El asunto es de tal gravedad que, de ser cierta la versión del cerrajero, el daño que un comportamiento así haría a la altísima institución, ya magullada por los últimos episodios sobre recusaciones,  sería del todo irreparable si,  por ser vos quien sois, tratara de esconderse, distraerse o  minimizarse. Porque, aunque la verdad sea la verdad tanto si la dice Agamenón como su porquero,  la entidad del primero, como la nobleza, obliga mucho más. Muchísimo más  si se trata de alguien que está para eso;  para garantizar la verdad en última instancia.

   Difícil y delicada situación. Una palabra contra otra. La palabra de Agamenón contra la palabra de su porquero. La palabra de un magistrado del Tribunal Constitucional contra la palabra de un simple cerrajero de Carabanchel, que encima tiene antecedentes policiales. ¿A quien deberíamos creer?  Porque parece que no hay testigos y, en ese caso, ¿Se haría necesario el careo que los jueces acostumbran a practicar en situaciones como esta? ¿Se imaginan el careo entre un magistrado y un cerrajero? ¡Santo Cielo!.

   Pero hay dudas razonables  en la versión del magistrado que no pueden pasar inadvertidas. ¿Cómo es posible que don Vicente Garcerán Martínez, que así se llama el cerrajero, supiera que don Roberto García-Calvo, que así se llama el magistrado, era poseedor de una pistola, Beretta para más señas, como ha reconocido el juez?

   Evidentemente no habría caso si el acusado (¡Que lío entre acusado, juez, querellante con antecedentes..., en fin!) hubiese negado la mayor: "No tengo pistola alguna, ni nunca la he tenido". Así se habría acabado el conflicto y la lógica y la verdad habrían imperado sobre todas las dudas. Pero no es el caso, porque el juez -que extraño- si tiene pistola. Afirma que la guarda en su casa, que nunca la lleva encima "de eso se encargan los escoltas",  pero no deja de llamar la atención que la acusación del cerrajero tenga, aunque solo sea eso, un punto de coincidencia con el hecho de que el juez sí podría llevarla porque la tiene; cosa que no ocurre con el noventa y nueve por ciento de los ciudadanos que no tenemos pistola ni en el coche, ni en casa.

   Realmente es un mal asunto tener que preguntarse si estamos hablando de un cerrajero ladrón y mentiroso o de un juez de armas tomar.
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