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Papá Noel visita a los niños del centro penitenciario Madrid VI

sábado 22 de diciembre de 2007, 10:15h
Papá Noel quiso anticipar su llegada a la Comunidad de Madrid visitando a los más de 50 niños que viven en el centro penitenciario Madrid VI.
Esta cárcel, situada en el término municipal de Aranjuez, es la única en el mundo que acoge entre muros, alambre de espino y 12 módulos ordinarios (algunos de alta seguridad) uno dedicado a familias, donde el padre y la madre están presos y conviven en celdas especiales con sus niños, hasta que los pequeños cumplen tres años.

Cada estancia ocupa 20 metros cuadrados, dispone de una cama de matrimonio, su propio baño, una zona para las cunas que necesite la pareja y está decorada al gusto de la familia.

Jesús, un colombiano de 33 años que acaba de ser padre por tercera vez y fue condenado por tráfico de drogas cuando trataba de traer a su segundo hijo a España, describe la "celda" en la que vive con su mujer, Alejandra, y el bebé, Arancha, como su "pequeño apartamento", que "es casi, casi como estar en libertad".

Los 54 niños que viven en Madrid VI, ya sea en el módulo familiar (F2) o en el de madres (F1) van a la guardería, reciben regalos, van de excursión, practican actividades y cuentan con todo un "ejército de profesionales" pendientes de que sean "los más felices y los mejor cuidados", explica la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo.

Críos a la Cabalgata
El jesuita Jaime Garralda, fundador de la ONG Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, sabe que, a pesar de que los pequeños están bien atendidos, "al fin y al cabo viven presos en una cárcel sin tener culpa del delito de sus padres" y está empeñado en que "tengan el mismo derecho a disfrutar de la infancia que el resto de los niños del mundo". Los voluntarios de su ONG llevan 30 años sacando críos de todas las cárceles de España los fines de semana, para que vayan al campo, al zoo o la cabalgata de Reyes.

"Cuando empecé a trabajar en Yeserías (antigua cárcel de mujeres de Madrid) en los setenta, los niños permanecían con sus madres hasta los seis años, por lo que cuando salían a la calle tenían la impresión de haber cumplido condena; cuando les intentabas acariciar se apartaban pensando que les ibas a pegar", cuenta el padre Garralda.

El departamento de Mercedes Gallizo trabaja para que pronto empiecen a funcionar las "Unidades de Madres" (la de Palma de Mallorca ya está construida), unas cárceles diseñadas para presas con hijos que tratan de reducir al máximo el impacto de la pena en los menores "para protegerles, para que esto no les haga daño", destaca Gallizo, a quien Garralda apoda como "el hada que hizo posible el milagro".
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