El comandante de la Policía Nacional, general Miguel Vásquez, declaró el sábado que gente desconocida lanzó un artefacto explosivo cerca del garaje del hotel cruceño Casa Blanca, donde se hospedaba el presidente Evo Morales.
Pero empleados de ese alojamiento negaron, a través de medios televisivos de la capital oriental, que hubiera ocurrido ese ataque.
En la sede del Gobierno, Rada dijo que “estos (son) actos de amedrentamiento” y que “aquí estamos ya en presencia de una organización de carácter terrorista, ya que son atentados sucesivos con uso de explosivos”.
Este año, en Santa Cruz hubo por lo menos siete ataques con explosivos y armas de fuego que no fueron esclarecidos por la Policía. La madrugada del sábado, la barda de la casa del constituyente del Movimiento Al Socialismo (MAS) Carlos Romero fue quemada. Los agresores escribieron en una de las paredes de la vivienda la palabra “traidor”.
El asambleísta de Podemos Rubén Darío Cuéllar denunció que el 19 de octubre un grupo de desconocidos disparó contra su domicilio. La madrugada del 22 del mismo mes hubo dos explosiones, una en el Consulado de Venezuela en Santa Cruz y otra en el albergue de médicos cubanos.
El 17 de octubre, personas no identificadas lanzaron bombas Molotov contra la sede del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS). El 9 de diciembre, el concejal masista Oswaldo Peredo sufrió un atentado en su vivienda de Santa Cruz. Y el 12 de este mes, la casa del presidente de la Asociación de Juntas Vecinales del Plan Tres Mil, Nicanor Muñoz Castro, fue atacada con dinamita.
En la sede cobista
De acuerdo con el reporte preliminar del director de Bomberos, Roberto Torres, la carga explosiva posiblemente estuvo compuesta por un cachorro de dinamitas de cinco centímetros de largo y una mecha lenta. No quiso dar otros detalles, porque esperará el reporte final de los peritos en explosivos.
La misma fuente añadió que la carga fue colocada en “el segundo peldaño que está antes de la puerta de ingreso a los ambientes contiguos a las oficinas principales de la COB”, que hasta 2001 ocupaba la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Esas habitaciones sirven de dormitorio y albergue en caso de que algún dirigente pernocte en la sede del Gobierno.
Como consecuencia, la puerta de ingreso a esos recintos quedó “destruida, al igual que los medidores de luz, una instalación sanitaria, tubería de agua y de desagüe, vidrios de las ventanas y algunos objetos, como adornos”.
Ninguna persona se encontraba en el lugar, pero el coronel Torres dijo que de “haber estado alguien en el pasillo o en las misma gradas, quizá hubiese sufrido heridas de consideración causadas por los vidrios, astillas y otros objetos que se rompieron”.
Emergencia y solidaridad
El secretario de Organización de la COB, Sósimo Paniagua, calificó el atentado como “una acción intimidatoria de la derecha, que busca acallar a las organizaciones sociales”.
El ejecutivo de la COB, Pedro Montes, se encuentra en Oruro por las fiestas de fin de año, pero, a través de Paniagua, instruyó la declaratoria de emergencia de todas las organizaciones afiliadas al ente matriz de los trabajadores.
El alcalde de La Paz, Juan Del Granado, llegó al lugar hacia las 10.15 para expresar su solidaridad con la dirigencia cobista y se contactó, vía teléfono celular, con el vicepresidente Álvaro García Linera (quien está con el presidente Evo Morales en el Chapare) para pedirle que ordene una investigación “minuciosa” a la Fiscalía y a la Policía Nacional.
“Vamos —dijo García Linera— a hacer la denuncia pública nacional e internacional de un nuevo atentado del fascismo, de una derecha terrateniente (...) que quiere agredir a quienes son baluartes de la democracia y de la defensa de los derechos de los trabajadores como es nuestra Central Obrera Boliviana”.
Si (
No(
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