Mi intención era empezar el año con una mayor dosis de confianza en nosotros mismos, en esta sociedad madura, que ha sufrido y ha superado no pocas dificultades y que se ha encontrado de golpe, cuando todos deseábamos que no ocurriera más, con la verdadera y única cara de ETA pero la reacción de algunos sectores de nuestra sociedad ante el atentado de Barajas, provoca desánimo.
Ahora que la banda ha vuelto a matar, lamentablemente podemos sacar una conclusión y es que ellos siguen igual pero nosotros estamos peor.
Ellos siguen por su camino y nosotros tenemos que recuperar el nuestro.
Ellos están unidos en su objetivo criminal, y nosotros tenemos que unirnos en nuestro objetivo de paz y de fortaleza ante una banda que ha vuelto a demostrar que ni sabe ni quiere hacer otra cosa que poner bombas y dar tiros en la nuca.
Hace años, cuando cometían un atentado todos salíamos a la calle juntos con las manos blancas y la voluntad inequívoca de no rendirnos. El otro día algunas manifestaciones de ciudadanos indignados reflejaron el verdadero estado de la cuestión: estamos divididos y nos equivocamos de enemigo.
No es hoy el momento de echarle la culpa a nadie: la única culpable es ETA, y los insultos y agresiones entre manifestantes reflejan un craso error que hay que corregir de forma inmediata.
Si alguien tiene alguna queja de cómo ha actuado el gobierno durante estos meses, que ejercite su derecho de cabreo o de castigo en las urnas cuando se convoquen las elecciones, pero nadie tiene derecho a insultar ni agredir a otro demócrata, porque piense de forma distinta.
Si (
No(
