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Emmanuel, una historia conocida

Emmanuel, una historia conocida

lunes 21 de enero de 2008, 12:56h

Por estos días los diarios no dejan de mostrar la desgarradora vida de un pequeño niño colombiano.

Ante los relatos de las penurias a las que fue sometido  se nos estremece el alma.
Nos emociona verlo junto a su madre, besando a su abuela o jugando distraídamente con un autito en la sala de su nueva casa.

Hoy es la pantalla del televisor quien me acerca a él, la que me impone escuchar parte de su “historia clínica”,  de cómo y cuando llegó a un hospital perseguido por la muerte.
Una publicidad interrumpe el relato pero paradójicamente parece continuarlo con un mensaje claro: lo que un niño aprende en sus primeros años de vida  lo acompaña por siempre, una verdad que no se discute, pero que no se tiene en cuenta al planificar políticas que respondan a ella.

Podrán curar sus heridas corporales, podrán llenarlo de amor, pero en lo más profundo de su memoria anidarán los dolores de su trayecto por un canal de parto que le llevó años recorrer hasta llegar a los brazos tibios y seguros de su madre.

Las calles de nuestra ciudad muestran a muchos niños como él, niños que cargan con las heridas que generan el abandono, la desnutrición y principalmente la indiferencia. Niños que ocupan las primeras planas de los diarios cuando son víctimas o victimarios de hechos aberrantes o violentos.

Se habla de sumar esfuerzos para realizar acciones humanitarias tendientes a lograr la liberación de los rehenes de la FARC, tal vez debieran agregar a esta lista los miles de rehenes que acciones políticamente incorrectas, generadoras de políticas económicas devastadoras, han provocado.

No podremos curar las heridas del pasado sin estar atentos a no generar nuevos heridos. No podremos hablar de justicia si la injusticia transita las calles en los cuerpos fantasmales de muchos niños abandonados por sus familias y por quienes, desde la autoridad otorgada a través de nuestro voto, deben hacerlo.

El asistencialismo nos permite salir de la emergencia y generar nuevos rehenes, planificar el futuro requiere de políticas serias sostenidas en el tiempo e independientes del gobierno de turno, ambos deben ir de la mano, ninguno es más importante que el otro.

Debemos hacer que estos “niños de nadie” ocupen un espacio prioritario en nuestra lista de intereses.

Debemos hacerles ver que otra de forma de vida es posible para ellos.

Espero que Dios ilumine a aquellos que tiene en sus manos tan importante y difícil tarea y nos de las fuerzas suficientes como para acompañar desde lo mucho o lo poco esta “misión humanitaria”.

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