Hizo furor hace años y la moda ha vuelto a los gimnasios. Sea por el elevado número de casos de violencia de género que se dan en España o por propia protección, las clases y seminarios de Defensa Personal vuelven a tener un éxito inusitado en la región. Empresas, asociaciones, institutos femeninos y grupos de vecinas acuden a una actividad cuyos profesionales piden a gritos la ayuda institucional.
Según los especialistas, la Defensa Personal está ideada para adquirir unas técnicas sencillas que permitan, sin demasiada fuerza, protegerse de cualquier tipo de ataque físico. Habitualmente, los cursos que se imparten se componen de cuatro o cinco horas de ejercicio por unos treinta euros cada mes.
Lothar Krott es instructor de Defensa Personal en el programa "Dueñas". En este aprendizaje considera fundamental "marcar, cuidar y defender nuestro territorio para convertirnos en dueños de nosotros mismos". "El objetivo de estos cursos es divertirse y aprender a perder el miedo a usar la agresividad de una manera asertiva, contundente y eficaz para frenar los abusos que puede llevar a cabo un hombre", explica Krott.
Y es que estos cursos preparan, sobre todo, la defensa psicológica contra esos ataques. "Las mujeres vienen buscando ejercitar una preparación mental, una seguridad interior que les permita responder a un agresor. Te conviertes en una especie de psicólogo", explica Ignacio Cervera, portavoz de la asociación española de Defensa Personal Policial. Para Cervera, a las alumnas "se les enseña a valorarse, a identificar las actitudes de un maltratador y a demostrar que ser mujer no significa estar indefensa". Y concluye: "Es necesario estar preparado mentalmente para una situación como una violación. La sumisión por miedo a defenderse no garantiza la seguridad".
Desde la asociación piden mayor ayuda institucional. Según explica Cervera, prácticamente sólo funciona la iniciativa privada. "El Instituto de la Mujer o el Comité Olímpico Español ha organizado cursos alguna vez, pero lo habitual es trabajar más a nivel de gimnasios, empresas o fundaciones". Los únicos cursos de autoprotección pública que se pueden encontrar en la región son los que realizan los ayuntamientos en los polideportivos. El Consistorio madrileño, por ejemplo, ofrece cursos de distintas artes marciales, pero sin ningún tipo de perspectiva de género.
Actividad en grupo
No existe un perfil fijo de alumna en estas prácticas. Ni la edad ni la forma física (excepto discapacidades graves) impiden su práctica. Sin embargo, por lo que explican los especialistas, lo habitual suele ser que sean mujeres jóvenes las que se apuntan a los cursos. Casi siempre acuden en grupo, por diversión o a apoyar a una amiga o compañera que sí ha tenido problemas de violencia de género.
Cristina López ha asistido a tres cursos de este tipo. "Yo iba al gimnasio a hacer aeróbic y me decidí a probar porque iban mis amigas. No he tenido nunca que utilizar las técnicas que me han enseñado, pero la verdad es que te sientes más segura. Sobre todo, porque el profesor y las compañeras te dan cierta seguridad. Te hacen sentir que no estás sola si te pasa algo así".
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