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Rosa Díez

martes 12 de febrero de 2008, 12:08h

Será lo que sea; gustará o causará rechazo, pero no tiene pelos en la lengua. Rosa Díez defiende sus posiciones de forma enérgica y eso no gusta a sus antiguos correligionarios socialistas. Ha soportado carros y carretas por su ‘traición’ al partido de Pablo Iglesias, y sabe que aún le van a llover chuzos de punta de los que ayer eran sus compañeros, amigos y correligionarios y que hoy le han retirado hasta el saludo; pero, como ella dice, “sólo un partido muerto [el Partido Socialista] puede consentir que en sólo cuatro años se tire por la borda su historia centenaria”. Habla como si disparara dardos, y duele su punta acerada porque toca en la diana: claro, no es de gusto llamar ‘enterrador’ al presidente del Gobierno y secretario general socialista.

Rosa Diez, portavoz de UPyD y candidata a la Presidencia del Gobierno, sabe que tiene contradicciones; que ha iniciado en el arco político -acaso en el ideológico- un giro inverso a su dirección original. Pero en el fondo ella no olvida que es hija de un obrero socialista encarcelado y condenado a muerte durante la dictadura franquista -aunque su pena fue finalmente conmutada- y que ella, segunda generación socialista en el franquismo, ha vivido intensamente la dictadura y la transición, ha vibrado con el felipismo y ha sobrevivido al aznarismo, pero ha estado a punto de sucumbir con el zapaterismo.

Rosa Díez es pequeña, pero enérgica, y no cabe duda de que es ambiciosa. No se corta ante las dificultades y buena prueba de ello son dos acciones conocidas en su vida: cuando le disputó la Secretaría General socialista al ‘monstruo’ (político, se entiende) José Bono y al propio Rodríguez Zapatero y ahora, cuando desde la algarabia, el abucheo y la descalificación –un punto de partida más bajo aún que la nada- ha creado un partido político que ha presentado candidaturas en todas las circunscripciones electorales. Y sin un euro, según dice. Luego, algún atractivo tendrá que tener.

Este martes, Rosa Díez se ha presentado en Madrid con sabrosas declaraciones en un desayuno informativo con escasa presencia política y periodística. Ha dado perlas muy jugosas, de las que pican. Primero, sobre los ‘artistas’ atrapados por sus suculentos beneficios con el canon digital: “A esos que ahora reivindican la alegría [el vídeo pidiendo el voto para Zapatero] cuánto les hubiera agradecido que nos hubieran apoyado en el País vasco cuando había tanto muerto”. Luego, sobre el Partido Socialista: “Sólo un partido muerto puede consentir que en sólo cuatro años se tire por la borda su historia centenaria”. Y por fin, sobre el propio Rodríguez Zapatero, dándole la vuelta a la tortilla zapaterista: “Nunca se había hecho política antiterrorista contra la mitad de la ciudadanía”, en la frente, y “cuando no se puede apelar a la confianza [perdida] hay que apelar a la fe”, en el pecho. Y la perla final hacia sí misma: “Nos vamos a poner como Pretty Woman el día 10 de marzo: hacedme un poquito más la pelota”.

Poco afortunada esa comparación. Ustedes ya saben por qué.

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