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Bellas ínsulas existenciales

· Crítica de ‘On An Island’, de David Gilmour (Sony, marzo de 2006)

lunes 08 de enero de 2007, 12:44h
En algunos momentos no es fácil opinar no sin demasiado acierto a los que nos dedicamos a esto de la crítica musical. Al igual que los artistas escriben sus discos en momentos existenciales y estados de ánimo circunstanciales, lo mismo nos pasa a los críticos. Este nuevo disco del mítico guitarrista y vocalista de Pink Floyd, David Gilmour, ha pasado por muchos como un aburrido y melancólico ejercicio de egocentrismo musical, pero sin duda es una obra preciosista de alguien que, por supuesto, hace su música sin prisas, sin obligaciones con las discográficas y sin presiones del público. Eso puede ser a veces un problema. Pero también una suerte para poder trabajar a gusto. En realidad, ésa es la causa de este 'On An island', el tercer disco en solitario de Gilmour tras 22 años del anterior 'About Face'. Pero mientas ha habido mucho, pero mucho que contar...

1. Castellorizon
2. On An Island
3. The Blue
4. Take a Breath
5. Red Sky at Night
6. This Heaven
7. Then I Close My Eyes
8. Smile
9. A Pocketful of Stones
10. Where We Start



Leo en un suplemento de ocio de un importante periódico nacional de gran tirada -su nombre tiene tres letras, para más señas-, que el nuevo disco de David Gilmour es prácticamente una bazofia. Es más, lo califican con una estrella sobre las cuatro posibles. Aparte de que su criterio falla tendiendo al lado de la página discos patéticos con una infinita mejor calificación, sus argumentos en el texto de la crítica fallan por todas partes. Viene a decir que Gilmour está cansado de la vida (musical) y en este disco expone una basura existencial. Pero no vamos a hacer una crítica de la crítica de este periódico. Es cierto que ‘On An Island’ no es un grandísimo álbum ni pasará a la Historia con estrellato, pero es de una calidad exquisita.

Gilmour trabaja por tercera vez en solitario tras un ‘parón’ de 22 años, nada más ni nada menos, con ese ‘About Face’ de 1984, tras la gran época de éxitos con Pink Floyd. Pero es falso que haya trabajado poco este excepcional guitarrista, cantante y compositor. Con los Floyd los ha liderado en varios discos, dejando por supuesto un sello nuevo en el mítico grupo, el cual ha sido muy criticado pero que entiendo exquisito y lleno de hermosura estética. El ‘The División Bell’ de 1994 fue una joya musical, y su mayor fallo fue no haber firmado con otro nombre que no fuera el de los Pink Floyd, rescatando algo que debió morir, ciertamente, con la salida de Waters y en tal caso, en la década de los ‘80 tras ‘A Momentary Lapse of Reason en 1987.

Pero ‘On An Island’ es un verdadero regalo para los amantes de su estilo y que vieron cómo comenzaba la sequía de su música desde 1994 y la excepcional gira que dio lugar al doble CD PULSE’. En este tercer álbum firmando en solitario trabaja codo a codo con su esposa, Polly Samson como letrista y pianista, y se rodea de grandes músicos que colaboran en el trabajo. Por ejemplo, en el segundo tema, que da nombre al disco, aparecen David Crosby y Graham Nash en las voces -no hace falta presentar a estos dos artistas- y en los teclados Rick Wright, su ex compañero en los Floyd, así como su también antiguo socio Phil Manzanera.

El disco comienza con la preciosista ‘Castellorizon’, una pieza instrumental con grandes momentos de su guitarra lagrimosa. Sólo para amantes del estilo Gilmour, insisto. Sin embargo, el tema ‘On An Island’ flojea en exceso por los abusos de David en plasmar su huella, y no es lo que se esperaba del tema que da nombre al disco y que contaba con la colaboración de Crosby, Nash y Rick Wright. Para certificar el ambiente melancólico de este disco llega la tercera pieza, ‘The Blue’, otra instrumental tristona, si acaso más intensa en ritmo e instrumentación.

Rompe esta dinámica ‘Take a Breath’, un tema rockero con efectos de voz de Gilmour hasta en la sopa. Qué se podía esperar de su disco en solitario. Excesos de Gilmour. Pero es un tema que se deja querer poco a poco con su progresión estructural, recordándonos a los mejores pasajes de ‘The Division Bell’ -lo siento, pero soy un gran admirador de ese discazo-. Después, antes de encontrar otra canción rockera, esta vez con sonido blues -‘This Heaven’, algo mediocre-, nos topamos con otra instrumental exquisita, ‘Red Sky at Night’. De lo mejor de este álbum insular. Vuelve Gilmour a intercalar otro instrumental, corte séptimo, ‘Then I Close My Eyes’, que da lo mejor de sí en clave melancólica y amable. ¿A alguien más le recuerda al estilo fresco y adulto de Andy Latimer en los contemporáneos Camel? Es ya la última pieza instrumental del disco, algo que luego se echará de menos.

Para recordarnos que siempre Pink Floyd ha tenido gestos para la música de los Beatles, Gilomour inserta tras la anterior instrumental el tema ‘Smile’, un amable corte de pop con reminiscencias de los 70 gracias al sonido del órgano y estribillo facilote y sentimentaloide. Después le siguen otras dos canciones con letra y fieles a su estilo, sin demasiado peso en el disco pero que se impregnan de la calidad compositiva de Gilmour. Quizás la antepenúltima, ‘A Pocketful of Stones’, se deja querer más que ‘Where We Start’, un cierre de disco algo desafortunado quizás, para quien esperar un final más épico y memorable, y no otro tema cercano al estilo de los últimos Beatles.

Pero a modo de conclusión, ‘On An Island’ es un exquisito disco que ningún amante de la buena música, y mucho menos de la trayectoria de David Giomour-Pink Floyd debe perderse. Entre otras cosas, porque son tiempos de dudosa calidad en el mundo musical y sobre todo de ideas. Son los viejos dinosaurios los que siguen aportando grandes joyas, pese a quien le pese reconocerlo. Y, además, con la edad que tienen, debemos abrazar con fuerza cualquier nueva coz que les de por pegar a estos animales de la música progresiva. Aunque sean excesos desde su ínsula solitaria y una vida retirada, como es el caso de Gilmour, pero también el de Latimer desde los últimos Camel, de Peter Gabriel, de Robert Fripp desde los siempre innovadores y magníficos King Crimson… Larga vida a las ínsulas existenciales.


Más datos sobre David Gilmour y Pink Floyd:
https://www.portalesquizofrenia.com

Más datos, en la página oficial:
http://www.davidgilmour.com/

CALIFICACIÓN:

Composición: 7
Interpretación: 10
Concepto: 4
Sensibilidad: 9
Nota media: 7,5
FICHA TÉCNICA:

Fecha: 6/03/2006
Sello: Sony
Autor: David Gilmour
Género: Rock progresivo
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