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Retorno triunfal de la tropa

Retorno triunfal de la tropa

sábado 08 de marzo de 2008, 18:11h
Vendrán las tropas cargadas de preciados trofeos de guerra como leche, arroz, pollo, etc.

 

Mayúsculo papelón. Otra vez él quedó en evidencia. En entredicho. Actuó como el propio encabritado. Irreverente. Se comportó como un buscapleitos aguajero, y lo peor, al final quedó por fuera del arreglo. Los negociadores lo dejaron como la guayabera. Sus destempladas maneras y argumentos se fueron a la tumba.

Con la ponderada mediación de la diplomacia continental, como debía ser, los vecinos antagónicos convinieron limar sus diferencias. Sin tiros ni maletinazos. Lo hicieron en forma consensuada para mayor tribulación del agitador compulsivo. Los vecinos enconados, ignorando incitaciones de terceros, zanjaron la diatriba sin imponer ni recibir escarnios ni represalias. Sólo con el mutuo reconocimiento de derechos y el compromiso de respeto.

Ahora a él, ya sin razones para perpetrar el insulto ni motivos para instigar a la guerra contra el "agresor aupado por el Imperio", no le queda más remedio que movilizar sus batallones de cólera para barrer los escombros de su verraquera. Otra vez, ¡vea usted!, le ganó la partida el zamarro rival. Fue más hábil. Otra vez le amargó a él la gloria por la liberación de los rehenes.

Los acólitos del centurión tropical emplazan ahora cañones y misiles argumentales para salir en su defensa y justificar sus andanzas guerristas. Alegarán quien sabe que fantochada para excusar la movilización de tropas y equipos a la frontera, alarmar a la población, entorpecer el paso fronterizo con todas sus nefastas consecuencias socioeconómicas, exponerse al ridículo internacional y, más aún, para razonarle al país el costo material y emocional del antojadizo e innecesario simulacro de guerra ¿asimétrica?

Pero más importante aún, esa "con militancia" se alista también para honrar el triunfal desfile a paso de vencedores con motivo del retorno de las tropas libertarias. Vendrán cargadas de preciados trofeos de guerra: leche, huevos, arroz, harinas de trigo y precocida, café, azúcar, aceite, pollo, carne de res y, lo máximo, la cabellera del profano: papel higiénico. Las multitudes emocionadas ante el paso de la tropa bravía, tronarán petardos bolivianos, ofrendarán cambures, pepas de mamón y cotoperí y coronarán sus sienes con ramas de cují. ¡Salve camaradas!

Pero como en las revoluciones, aún en las que buscan épica sin las coordenadas correctas, las glorias son compartidas, él también recoge lo suyo: otra derrota moral, diplomática y política, pérdida de credibilidad, más impopularidad, mayor desprestigio internacional por su cercanía con las FARC, un posible juicio en el Tribunal Penal Internacional, un país más pobre, desabastecido, escéptico, descontento y un oficialismo más debilitado para el proceso eleccionario de noviembre. Por otro lado y para su consternación, tendrá que batallar con un Uribe más poderoso, influyente y respetable.

Miguel Sanmartín
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