Un Parlamento bipartidista

       Más allá de los resultados finales que obtengan el PSOE y el PP, una lectura importantísima es el hundimiento de las fuerzas pequeñas. Gaspar Llamazares no forma  ni grupo parlamentario, pero desaparecen del Parlamento Eusko Alkartasuna y Chunta Aragonesista. Primeras conclusiones al respecto: EA deberá plantearse un acuerdo con el PNV, fuerza de la que surgió, y la Chunta su propia permanencia como fuerza política.

         Pero no son los únicos: los nacionalistas canarios también retroceden sin freno, aunque en esta ocasión es por la ruptura en Coalición Canaria y el surgimiento de la nueva fuerza Nueva Canaria. El voto nacionalista canario ya no es determinante para nada.

         La gran caída es la de Ezquerra Republicana de Catalunya, que no sólo pierde cinco diputados, sino también el Grupo Parlamentario. Ahora se tiene que abrir un proceso interno de reflexión sobre el nacionalismo radical. ¿Qué ocurrirá con el candidato Joan Ridao? ¿Qué ocurrirá con el tándem Carod-Rovira/Joan Pugcercós? Su presencia en Madrid queda reducida a poquito más que a la anécdota testimonial.

         Sin embargo, grosso modo mantienen escaños los nacionalistas vascos del PNV y sobre todo de CiU. Esto no quiere decir otra cosa que los electores han puesto a cada uno en su sitio en relación a lo que venido existiendo desde 1979, las elecciones inmediatamente posteriores a las constituyentes.

         La única novedad de estas elecciones parece ser la aparición en el Congreso de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) de Rosa Díez, pero también como fuerza muy testimonial.

         En fin, que la gran lectura es que Rodríguez Zapatero podrá gobernar en solitario, sin hipotecas de nadie.