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Zapatero en Turquía

Zapatero en Turquía

lunes 13 de noviembre de 2006, 17:01h

Cuatro días después de que el 8 de noviembre la Comisión Europea emitiera un minucioso y exigente informe sobre los progresos de Turquía en este año 2006 y otro sobre la estrategia de la ampliación y principales retos del año 2006/2007 en el que también se pone de manifiesto la preocupación por la disminución del ritmo de las reformas que Turquía debe realizar para continuar adelante en su proceso de adhesión a la Unión Europea, el Presidente español Rodríguez Zapatero ha iniciado un viaje de dos días a Turquía con varios objetivos, pero sobretodo para manifestar el decidido apoyo de España a la futura entrada de Turquía en la Unión Europea.

 Aunque el horizonte de esta entrada aparece como muy pronto para el año 2014, este apoyo tan firme y decidido, sobretodo si se tiene en cuenta la posición reticente de otros importantes países europeos, contrasta con el contenido de los referidos informes del ejecutivo europeo que entre otras cuestiones de gran interés manifiesta que Turquía debe garantizar la libertad de expresión derogando o modificando el artículo 301 del Código Penal y armonizando la legislación con las normas europeas; que es necesario redoblar esfuerzos para consolidar la libertad, los derechos de las mujeres, los derechos de las minorías y los derechos de los sindicatos; que debe establecerse el control democrático sobre el ejército y deben armonizarse las prácticas en los ámbitos judicial y policial. Y si todo esto no fuera suficiente quedan otras cuestiones relacionadas con la libertad de prensa, la abolición de pena de muerte, la despenalización del adulterio considerado como delito, la erradicación de las torturas policiales, etc..

 Además Turquía debe abordar los graves problemas económicos y sociales del sudeste y garantizar el pleno disfrute de sus derechos y libertades a la población kurda y también Turquía debe aplicar plenamente y de forma no discriminatoria el protocolo adicional del Acuerdo de Ankara y suprimir todos los obstáculos a la libre circulación, incluidas las restricciones sobre los medios de trasporte.

 Por ultimo Turquía debe resolver la situación de Chipre teniendo en cuenta la existencia de este país que es miembro de la Unión Europea a través de un reconocimiento diplomático retirando las fuerzas turcas del norte de la isla que permanece dividida y con presencia militar desde la invasión de 1974, y permitiendo que barcos y aviones greco-chipriotas atraquen en puertos turcos, negativa que según el Primer Ministro durará hasta que acabe lo que los turcos llaman el aislamiento de la parte turca de la isla.

 Y estos informes de la Unión Europea que realmente preocupan en Turquía y preocupan a su principal dirigente, precisamente cuando el Congreso del Partido de la Justicia y el Desarrollo se reúne para elegir líder para las próximas elecciones, sin genero de duda, el mismo Primer Ministro, son antesala del viaje del Presidente Rodríguez Zapatero quién de este modo satisface entre otras voluntades las de los máximos valedores de la integración europea de Turquía, la OTAN, el Reino Unido y los EE.UU., por cuanto todo el mundo sabe que desde el final de la II Guerra Mundial Turquía es uno de los aliados más importantes y fiables de la OTAN.

 Pero como decimos este viaje tiene también otras oportunidades no siendo de olvidar la llamada Alianza de Civilizaciones que promociona el Presidente español y el Primer Ministro turco, que ya se ha reunido en Palma, Doha y Dakar y que acaba de realizar un informe final por parte del Grupo de Alto Nivel para ser entregado al Secretario General de la ONU, Koffi Annan, actualmente en Turquía, informe que contiene interesantes recomendaciones, acciones políticas y sociales y la creación de proyectos conjuntos, pero que sobretodo puntualiza una idea tan ambiciosa como la democratización de los países árabes (sic) y la erradicación de estereotipos como el de hablar de “terrorismo islámico”, concepto a todas luces inapropiado y molesto para un mundo que requiere y exige la consideración de su decisiva aportación a la civilización y a la cultura, al desarrollo y al progreso mundial.

 Pero sin duda en lo que es más hábil y oportuno este viaje es en el objetivo de relanzar las relaciones bilaterales como misión principal si se tiene en cuenta la firma realizada el 12 de noviembre del documento titulado “Estrategia para el refuerzo de las relaciones bilaterales entre España y Turquía”. Este pudiera ser a todas luces el punto clave de la agenda de la visita que se plasma no solo en el referido documento sino asimismo en el encuentro organizado por la Unión de Cámaras y Bolsas de Turquía en el que se encuentran esta mañana unas 15 o 20 empresas españolas con sus equivalentes en Turquía para considerar oportunidades de negocios e inversiones en beneficio de ambos países. Una referencia a estos participantes incluye la presencia de Mango, Indra, Grupo Antolin, Hoteles Barceló, Iberdrola, Acciona, Técnicas Reunidas, etc… y de personalidades como el Ministro Joan Clos, el Secretario de Estado de Turismo y Comercio, Pedro Mejia, el representante de la CEOE, Gerardo Díaz Ferran, el Director General de Comercio e Inversiones, Oscar Vía y otros significados representantes de la administración y de las empresas.

 El problema para Turquía, sin embargo, no es negociar mucho y bien con los socios europeos global e individualmente sino resolver los desafíos que supone una relación con Europa de la que como bien dijo no hace mucho el Presidente del Parlamento Europeo “asociarse con la Unión europea significa compartir unos valores”, valores que principalmente empiezan por Democracia, Estado de Derecho, Derechos Humanos y protección a las minorías, y terminan por la adecuación del marco legal, del empresarial y de la complejísima asunción de un acervo comunitario en tan grandes ámbitos como la agricultura, el trasporte, la política social, la política industrial, la educación y la cultura, el medioambiente, la protección de la salud, así como los grandes desafíos del espacio de libertad, seguridad y justicia y de la unión económica y monetaria. Y creemos por ello que las recomendaciones de la Unión Europea por duras que parezcan son las únicas capaces de posibilitar este complejo desafío que ya ha causado y causará muchos problemas a la Unión Europea, una Unión que debe resolver mucho antes su debate constitucional que enfrentase con las futuras ampliaciones por mucho que estas tengan las puertas abiertas.

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