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La guerra de Aznar y Bush

La guerra de Aznar y Bush

viernes 21 de marzo de 2008, 10:23h
Como si con anterioridad el presidente Bush le hubiera hecho llegar el borrador de su discurso conmemorativo de los cinco años de guerra en Irak, el expresidente Aznar actuó como voz de su amo y precursor de su emperador americano. De manera que lo afirmado por Bush parecía un eco de las afirmaciones de Aznar unas cuentas horas antes, a saber: Que el coste de la guerra de Irak era necesario, que echar a Sadam Hussein del poder era la decisión correcta, que La batalla acabará en victoria, que la guerra de Irak es noble, justa y necesaria, que una retirada prematura envalentonaría a Irán y aumentaría el riesgo de ataques contra EEUU, gracias a la intervención, el mundo está mejor y EEUU es más seguro...

Lo que un analista crítico ha calificado como mera propaganda de Bush. Porque lo que nos prometieron como "un paseo militar" y una fácil victoria, con la certeza de que Irak pasaría de ser una dictadura a una democracia consolidada, se ha ido comprobando como auténtica patraña y falsedad evidente y comprobable en la cifra de militares norteamericanos muertos, ya por encima de cuatro mil, y de un coste que supera los seiscientos mil millones.

En estos cinco años pudo pensarse que Aznar se callaría para siempre, pero no ha sido así, y mucho lo lamentan muchos sus propios correligionarios, que bien hubieran querido que se pasara esa página de una vez por todas y no se recordaran las patrañas de la guerra, en boca de Aznar, Rajoy, Zaplana... Aznar, invocando las armas de destrucción masiva del ejecutado Sadam, Rajoy convencido de que tales armas aparecerían alguna vez, y a entonces ministra de Exteriores, Ana de Palacio, celebrando de antemano la bajada del petróleo y la subida de las bolsas mundiales. Con razón ha dicho estos días Aznar, tras echar una partida al golf con su mujer, Ana Botella, que a este paso se verá obligado a pasarse a la clandestinidad. Alguno de sus colaboradores habrá exclamado: Hazlo ya de una vez.

Y habrá invocado también la famosa frase real: ¿Por qué no te callas? Porque la opinión pública española no va por donde Aznar y Bush hubieran deseado. La guerra ésa, tan costosa en vidas y en gastos, no arregla el mundo, sino todo lo contrario. Lo ha desestabilizado en mucha mayor medida, y la inseguridad universal es hoy infinitamente mayor que hace un lustro. Pero Bush no tenía más remedio que contar esas batallitas a sus hombres el Pentágono. Y transmitirlas, de paso, a su amigo "Ansar", como solía llamarlo...

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