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1.400 mujeres ejercen la prostitución en las calles de Madrid

lunes 24 de marzo de 2008, 09:45h
Seis puntos de la capital acogen los principales emplazamientos donde se ejerce la prostitución. Además de la conocida calle de la Montera, de la colonia Marconi (Villaverde) y de la Casa de Campo las meretrices acuden cada noche a los alrededores de Méndez Álvaro, al paseo de Camoens, junto al parque del Oeste y a la Castellana. Según la ONG Médicos del Mundo, son 1.400 las prostitutas que hay en las calles de Madrid. Un dato que desconoce el Ayuntamiento de Madrid, que carece de cifras oficiales. La noche y en especial la madrugada son las preferidas para esperar a los clientes. Por número, destacan las prostitutas latinoamericanas, seguidas de las procedentes de países del este de Europa y las subsaharianas. La tarifa que cobran, desde 20 euros.

Según informa este lunes el diario El País, en Madrid hay unas 1.400 mujeres que ejercen la prostitución en las calles. Son los datos de la ONG Médicos del Mundo, que desde 1993 trabaja con estas personas en la región.

Ésta es la única cifra fiable que se puede manejar en la actualidad, porque esta organización lleva un control de las zonas y las mujeres a las que atiende en ellas. Por el contrario, el Ayuntamiento de Madrid sólo cuenta con estimaciones y, a la vista de los datos de Médicos del Mundo, no muy fiables.

El pasado octubre, la directora general de Igualdad de Oportunidades, Rocío de la Hoz, cifró en 400 el número de mujeres que ejercían la prostitución en las calles de la capital.

En la Casa de Campo, el mercado de la prostitución sigue abierto pese al cierre al tráfico ordenado por el Ayuntamiento el pasado verano. Son menos, una veintena de meretrices, pero están en las mismas zonas: el paseo de los Plátanos y en la entrada hacia los recintos feriales, los restaurantes y el lago, desde el paseo de Portugal. Muchas son rumanas y no hablan español. Prefieren que no se las moleste mientras trabajan.

Según dice El País, una de ellas, que no quiere dar su nombre, asegura que están hasta las seis o las siete de la mañana. Cobran entre 20 y 30 euros. Justo al límite territorial, en la zona sur, se levanta un enorme polígono industrial, el de Villaverde. Un centenar de mujeres, la mayoría subsaharianas, se concentra en grupos de cinco o seis. Son muy jóvenes y llevan provocativas botas y tops de piel muy ajustados.

En medio de la noche, cuando el reloj ya marca las dos de la madrugada, para una furgoneta en medio del polígono. Las chicas salen corriendo hacia ella. Son los voluntarios de Médicos del Mundo, que reparten preservativos y material lubricante.

"Estamos toda la noche de un punto a otro para atender a todas las mujeres", aclara Silvia Zamorano, coordinadora de esta ONG en declaraciones al diario El País. Además de preservativos, ofrecen información para evitar enfermedades contagiosas y de las redes que existen para que las prostitutas se integren en la sociedad.

Del número de mujeres atendidas por la ONG en 2007, destaca que la mayoría son latinoamericanas, 540; seguidas de las de Europa del Este (365) y las del África subsahariana (341). Las españolas son 102. Los datos que maneja el Cuerpo Nacional de Policía son muy similares. En los últimos meses, los especialistas de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación han notado un incremento de la presencia de mujeres latinoamericanas, en especial ecuatorianas y brasileñas. "Policialmente no se puede hacer mucho. La prostitución no está prohibida y, si las mujeres no denuncian que son obligadas, no podemos actuar contra el proxeneta ni contra las redes de inmigración ilegal", mantiene un alto mando policial.

"Hacemos controles continuos por las zonas donde más se concentran, pero muchas veces nuestro trabajo se limita a iniciar un procedimiento de expulsión por infringir la Ley de Extranjería", concluye el responsable de Extranjería y Documentación en declaraciones al rotativo. Llegar a otro punto de prostitución no supone más de 15 minutos. Éste se encuentra junto a la estación de autobuses de Méndez Álvaro.

Grupos de mujeres, también en su mayoría subsaharianas, se concentran junto a fogatas. Pasadas las dos de la madrugada, no superan la decena. La que no ha desaparecido de las calles es la prostitución en la zona de Centro. La instalación de las cámaras de videovigilancia en las calles de la Montera y aledañas no ha disminuido el número de mujeres que permanecen apostadas en los soportales a lo largo de estas concurridas calles del centro.

Eso sigue generando el malestar en los comerciantes y vecinos de la zona, que ven cómo su área se ha degradado pese a los ojos electrónicos instalados por el Ayuntamiento tras un largo proceso de legalización. Un recorrido por las calles cercanas a Gran Vía permite ver a mujeres muy jóvenes, en especial rumanas, a la espera de clientes. Y da lo mismo la hora del día a la que se pase, porque siempre habrá oferta en el lugar. Después de concertar el precio en la acera, las mujeres y sus clientes suben a las habitaciones que alquilan en casas y pensiones. El Ayuntamiento puso en marcha hace unos dos años un plan para cerrar estos locales, que en su mayoría carecen de las licencias oportunas para estar abiertas al público. De momento, de poco ha servido, lo mismo que las videocámaras.

La presencia policial que hay en la zona de Montera y calles contiguas contrasta con los alrededores del paseo de La Castellana, en especial entre las calles de Pedro Valdivia, Rubén Darío y Capitán Haya. Aquí las mujeres se instalan en la vía pública "de forma esporádica", según fuentes policiales. Sin embargo, los vecinos aseguran que acuden prácticamente todos los días, en especial en las vísperas de festivos y los jueves y los viernes.

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