La renovada preocupación por la calidad del periodismo que se viene presentando en diferentes naciones del mundo es una indicación de que hay problemas en la manera en que medios y periodistas llevan a cabo la tarea de informar. En América Latina Argentina, Chile y México han desarrollado propuestas metodológicas para aproximarse a una medición de esa calidad así como para identificar los factores que la hacen posible o inviabilizan.
El planteamiento argentino usa la perspectiva de los públicos para recomponer los procesos de toma de decisión que ocurren en los medios a momento de cubrir un hecho noticioso y de convertirlo en un mensaje publicable. El chileno, por su parte, se concentra en un análisis de ciertas características del producto final informativo, es decir, de la noticia tal como queda lista para su entrega al público. Pero es el mexicano el que ha conseguido avances más interesantes a partir del trabajo de la Red Periodismo de Calidad formada por destacados periodistas y académicos del mundo de la Comunicación en ese país.
Esta Red, en su segundo encuentro celebrado en Guadalajara a mediados de 2006, formuló los siguientes ocho principios de la calidad periodística: 1) Transparencia en los procesos de construcción y procesamiento de la información; 2) verificación y contextualización de los datos e información; 3) investigación periodística; 4) espacios de comunicación horizontal entre periodistas, editores y directivos; 5) códigos de ética; 6) mecanismos de contrapeso a los medios: derecho de réplica, Defensor del Lector, veedurías ciudadanas, observatorios civiles; 7) equidad en la asignación de publicidad, y 8) derecho y acceso a la información.
Y el año pasado la Red, con el apoyo de la Fundación Trust of the Americas de la Organización de Estados Americanos, la mexicana Fundación Prensa y Democracia, la Universidad Iberoamericana de México y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, avanzó en la identificación de indicadores capaces de establecer magnitudes en la aplicación de los principios citados.
Sólo como ejemplo de lo que tales herramientas implican vale la pena señalar el porcentaje de reporteros, redactores y editores que en cada medio tienen formación profesional superior, disponen de computadora personal propia y con acceso a Internet o que acceden a información en otros idiomas; la disponibilidad de archivos en los medios; la utilización estricta de códigos de ética y manuales de estilo en los medios o la publicación de información relativa a la composición empresarial o institucional de los medios así como respecto a sus políticas editoriales e informativas.
La Red señala a la autorregulación como el camino idóneo para mejorar las prácticas y el ejercicio del periodismo, pero al mismo tiempo recuerda que ella no es sinónimo de autarquía y que en democracia ningún poder con influencia social -y los medios noticiosos lo son- puede estar exento de contrapesos a su propia labor.
El periodismo boliviano necesita dar pasos concretos que le aseguren una calidad reconocible y permanente. Por el momento, que la Asociación Nacional de la Prensa cuente desde septiembre de 2007 con un Código de Ética que dice será de aplicación obligatoria entre sus miembros, es una buena señal; no obstante, aún resta mucho camino por recorrer, sobre todo en los medios audiovisuales.
* Comunicador y catedrático
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