¡…y Santa Cruz se alzó!

Erguida y decidida Santa Cruz defendió la autonomía. Derrotó a un aprendiz de tiranuelo, que tomando el atajo de la ilegalidad, quiso imponer una Constitución hecha a su medida y votada en encerronas cuarteleras. Los cruceños, no se dejaron enredar por una OEA cómplice y controlada, por los petrodólares que viajan en valijas. La tarea del apoltronado Secretario General, no ha sido otra que la de avalar, a los dictadores del Siglo XXI, con el argumento convertido en letanía, de que fueron electos por el pueblo.  Si este aspirante a la silla de mando, logra coronar sus pretensiones, que se preparen los chilenos a transitar, las catorce estaciones del Calvario.

 Los bolivianos, con firmeza rechazaron sentarse en las tramposas mesas de diálogo, tal como sucedió fatalmente en Venezuela, cuándo un maquiavélico Rangel, un Carter y un Gaviria, jugaron  con la inocencia democrática de los líderes políticos de antaño. 
El amo de Venezuela y de Bolivia, desesperado, por la caída inminente del pupilo, amenaza con cruzar el altiplano. Quiere cobrar con sangre la “osadía”  de los senadores, los que aprobaron el referendo que sacará del cargo, a su dócil cachorrito. Entre tanto, el rechazo del pueblo a su dictadura es evidente,  el descontento, en las filas del PSUV, día a día se va multiplicando.   Airado y descompuesto, grita: “gobernaré hasta que se me seque el esqueleto”.

Habla de guerra y de planes separatistas de la oposición.  Argumentos del nuevo espectáculo, para distraer la atención a sus graves culpas. Lo cierto es, que se acerca la fecha en la que la Interpol presentará su informe.  Presto se adelanta a los acontecimientos, tratando de enredar con su  acerada lengua, a un pueblo, que ya no se deja enmarañar por sus intrigas.

Las Misiones, en las que se apoyó en eventos anteriores, fueron más publicidad que realidades. La única que se mantiene en pié creciendo y funcionando, es la “Misión Pobreza y Decadencia”.  Las protestas llegan, hasta los lugares de realización de sus “Aló Presidente”. No hay duda, de que los años terminados en ocho, son funestos para el despotismo.

Los conflictos de su desgobierno, los “resuelve”,  aplicando un pragmatismo intencional y calculado para provocar el caos.  La inoperancia carcelaria: sacando a los criminales a la calle. La habitacional: estatizando a las empresas cementeras; el desabastecimiento: importando toneladas de alimentos sin planificación y sin control, o invadiendo a “manu militari” fincas en plena producción; la inseguridad: decretando una Ley de Policía Nacional, con carácter represivo, para someter a la ciudadanía. El colapso de los hospitales públicos: acosando  y amenazando a las Clínicas Privadas, con la confiscación. 

Los asambleístas siempre listos, para seguir abonándole un destino fatal a Venezuela, le  otorgan  luz verde al jefe camarada,  para que disponga del nuevo impuesto petrolero: mil millones de dólares mensuales, que servirán hasta para pagar (en el momento oportuno) el rescate de Ingrid Betancourt. El devaluado, necesita urgentemente un impacto  publicitario endógeno y exógeno y lo tendrá, con la “colaboración” de sus aliados: Marulanda y Márquez.

Desde un podio y rebuznando su rendición al culto revolucionario, el Ministro de la Defensa, en grotesca alocución, arremete en contra de los militares institucionalistas, incitándolos a violar la Constitución VIGENTE.  Estimula  el oportunismo político en la institución armada,  desnudando su servilismo, su vocación de poder y no de servicio a la patria. Una muestra más de la ausencia de moral y de la decadencia que vive la República.

El combo de Generales oportunistas y traidores a su juramento, nos avergüenzan; la corrupción “revolucionaria”, la impunidad y el abuso de poder, nos asedian; la inflación y la devaluación, ahogan el presupuesto familiar; las interrupciones del servicio eléctrico, por falta de inversión,  de mantenimiento y de conocimientos (y no por “la alta demanda que se chupa la luz” como lo afirmara el inefable Ministro Ramírez) sumen al país  en la más tenebrosa oscuridad. La delincuencia desatada, asalta hasta las estatuas de Bolívar, para robar su espada. No se escapan ni siquiera las Iglesias, los feligreses son atracados en pleno ejercicio religioso. Las prédicas explosivas de injurias e irrespetos, han desembocado en el atropello a Dios, a los representantes de la Iglesia,  al prójimo y… ahora también,  a los militares constitucionalistas.  

Un tránsfuga de cuatro partidos políticos (AD, MEP, CAUSA R y PPT) hoy, fanático directivo del partido oficialista y peligrosamente enfermo de Poder, ordena a sus camaradas “sapear” a los vecinos que sean “enemigos” del proceso y promete darles “fórmulas”, para que arrasen con la propaganda  de la oposición. 

La Constitución está siendo violentada para llevar a término el siniestro plan de bañar de sangre a Venezuela.  ¡No serán las elecciones regionales, las que salvarán a la Nación de este naufragio!...

Myriam Obadía
Abogada venezolana
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