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Madrid rinde homenaje a San Isidro

jueves 15 de mayo de 2008, 16:05h
Miles de madrileños se acercaron un año más de romería a la pradera de San Isidro, vestidos de chulapos y chulapas, a celebrar y disfrutar de la fiesta dedicada a su patrón. Chotis, rosquillas, barquilleros y gallinejas. Allí se concentró la vertiente más castiza de los habitantes de la Villa.
"Mira que el tiempo está tonto", comentaba un chulapo al salir de la estación de Metro de Marqués de Vadillo. Nubes y sol cubrían el cielo de Madrid en su día más castizo.  San Isidro volvía a cumplir años y sus paisanos le hacían homenaje un año más en su pradera y su ermita vestidos de chulapos y chulapas.

Nada podía faltar ni faltaba. Claveles, mantones, chaquetillas y chulería, mucha chulería. La pradera estaba a reventar. "¡Naturaca!, como que son las fiestas del santo", decía un castizo. El paseo del 15 de mayo estaba repleto de familias que se habían venido con los niños disfrazados con los vestidos clásicos que abarrotaban los puestos. Allí encontraban las gallinejas y los entresijos, los finos, las cervezas y las rosquillas (las tontas, las listas, las de Santa Clara, las de limón, las de café, y muchas más. "¡El avispao las cata y se lleva una docena, que las tenemos a seis euros!", explicaba José Luis, uno de los tenderos.

Y vaya si las cataban. Tumbados en el suelo o en una de las decenas de terrazas, cientos de personas disfrutaban del día de fiesta, al sol o a la sombra de los árboles de la pradera. Continuaban el sarao después de la noche de fiesta en la plaza de Las Vistillas. Más vermouth y sangría como aperitivo después de la misa en la Ermita del Santo. Y un chotis para los más lanzados. Macarena explicaba que, "según los hombres el chotis es el único baile donde las señoras llevan al marido, pero eso lo hacemos todos los días". Y así lo representaba con Felipe, su pareja. Como mandan los maestros: la pareja bien recta, el hombre con los talones clavados y "girando sobre un ladrillo", y la mujer haciendo círculos a su alrededor. Según Felipe, "la fiesta de San Isidro es una de las más famosas de Madrid porque conserva su carácter popular, un poco de pueblo. Hace que la gente la vea como algo muy cercano y familiar, aunque no lleves mucho tiempo aquí".

San Isidro demostraba así su carácter cosmopolita. De hecho, un montón de inmigrantes se acercaron a disfrutar de esta fiesta que retrató ya en el siglo XIX Mesonero Romanos como una de las más populares de la Villa, que conserva su espíritu aunque haya cambiado tanto. Jany es ecuatoriana y se trajo a su marido y sus hijos a pasar la mañana. Explicaba que "las fiestas populares son la mejor manera de vivir la ciudad de Madrid y de sentirse una madrileña más".
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