OPINION/Victor Gijón
Oposición por la tremenda
miércoles 21 de mayo de 2008, 15:42h
El PP de Cantabria sigue insistiendo en una oposición tremendista, de brocha gorda y descalificación permanente. Nada le vale (de lo que hace el Gobierno) y todo le vale para arremeter contra el Ejecutivo. En esa deriva poco importa que se produzcan daños colaterales. El esperpento llega, en ocasiones, a cotas inimaginables.
El pasado lunes la diputada Urrutia llamaba al gobierno asesino de ovejas. La santa indignación de la parlamentaria, expresada con una altura dialéctica propia de verduleras, hubiera movido a carcajada sino fuera porque se trata de una estrategia perfectamente diseñada y claramente goobeliana. Acusa que algo queda. Si Urrutia llamaba al ejecutivo asesino, María Antonia Cortabitarte le acusaba de mentir, Rodríguez Argüeso de hundir la flota de pesca y Cristina Mazas, eso si con un tono de señorita bien educada que se echa en falta en sus compañeras de escaño, tampoco se sentía satisfecha con que el Gobierno adelante obras para paliar el paro en la construcción.
Se discute todo y se niega el pan y la sal al Gobierno. Incluso el traslado de unas dependencias médicas, como los servicios del centro de especialidades de la calle Vargas, son motivo de condena política. Y que decir de las 100 preguntas dirigidas a impedir que GFB funcione, con lo cual, si logran su objetivo, podrán añadir una muesca más en la pistola de disparar a matar contra el Gobierno.
Pues bien, ante tanto desatino gubernamental, según el PP, uno esperaría que su líder regional máximo, Ignacio Diego, salga a la tribuna de oradores para rematar la faena y poner los puntos sobre las íes políticos a la lista de desastres. Pero no. Diego es de esos parlamentarios jocosos y vocingleros que se atrincheran en el escaño.
Al presidente del PP no le gusta el debate parlamentario, donde tienen todas las de perder, y no por el Reglamento, sino por su manifiesta incapacidad para articular un discurso coherente. A Diego le encantan las ruedas de prensa, donde no dar respuesta a preguntas pertinentes es su derecho, donde las mentiras no conllevan que alguien le saque los colores, y donde, llegado el caso, que se ha dado, de meter la pata siempre habrá un medio de comunicación amigo que le salve de la quema.
Claro que a fuerza de tanta comparecencia hay veces en que se termina por meter la pata. Cómo por ejemplo negando toda relación entre su denuncia sobre la planta de fibroyeso de Orejo y la presentada por la OID, uno de cuyos dirigentes es cargo institucional del PP. Pero por si no hubiera relación suficiente les aporto un dado más. La OID tienen espacio propio, en primera y a cinco columnas, en el periódico que el PP ha puesto en marcha y cuyos contenidos informativos controla. Un día de estos les cuento cómo lo hace y quién lo hace.