René Largo Farías y la justicia pendiente

Hace unas semanas, la Corte de Apelaciones de Santiago ordenó reabrir el proceso investigativo de la muerte de René Largo Farías, quien fuera víctima de un ataque homicida perpetrado, en mi opinión, por varios agresores que lo golpearon hasta dejarlo agónico, situación que, a los pocos días, más precisamente el 15 de octubre de 1992,  resultó en su muerte.

La sentencia de primera instancia, dando cuenta exigua de una investigación claramente insuficiente y que dejó hechos sin abordar de forma sustantiva, condenó como único autor material del homicidio a un individuo llamado Luis Bahamondes Allende.

De los propios elementos probatorios archivados en el expediente investigativo, la Corte de Apelaciones se apercibió que existían antecedentes suficientes para estimar que la actividad procesal no había agotado las diligencias exigibles. En mi opinión, debieran figurar en la causa algunos antecedentes que permiten presumir la intervención de otros terceros en la acción delictual homicida, respecto de los cuales habría que agotar los esfuerzos procesales para establecer sus responsabilidades e identificaciones.

Quienes conocimos a René sabemos de su gruesa contextura física, y de la imposibilidad de que un individuo flaco, esmirriado y debilucho como Bahamondes hubiera sido el único atacante en una agresión inverosímil, la que al ejecutarla lo habría llevado a “portar en vilo” el cuerpo, por un centenar de metros, para dejarlo en el lugar donde fue ubicado al momento de su traslado hacia el Hospital Sótero del Río.

La alevosa muerte de René no ha sido aclarada suficientemente y, a su respecto, hay evidencias procesales que exigen una investigación más acuciosa, la que debiera facilitarse a partir de lo resuelto por la Corte de Apelaciones, dado que es ella misma quien constata carencias derivadas de los propios antecedentes figurando en el expediente del dramático caso homicida.

Fui uno de los abogados que representó, desde sus inicios, a la familia de René en el proceso abierto por el asesinato. Realizamos una acuciosa investigación de los hechos que condujeron hasta su muerte; establecimos responsabilidades del actual y único condenado, y llegamos a configurar medios probatorios y analíticos apuntando a la seria posibilidad de otros participantes en el delito. Con posterioridad, y cuando ya no era abogado en la causa, me apercibí, no sin sorpresa, del curso procesal de la investigación que resultó en la sentencia actual, la que, en mi opinión, no ponderó suficientemente los antecedentes evidenciados cuando estuve, con otra colega, a cargo de la representación judicial referida.

Espero que esta nueva oportunidad procesal lleve al fondo de los orígenes del homicidio de un hombre noble, enormemente significativo para nuestro país, y a quien me correspondió, junto a otros sumados al esfuerzo, representar en sus intentos por reingresar a su tierra desde el exilio… Eran los tiempos en que la Vicaría de la Solidaridad me honró con la jefatura del Programa de Exilio y Retorno, medio que en el caso específico de René Largo Farías, respaldó su firmeza en el ejercicio de derechos esenciales.

Fui uno de los amigos de René. Muchas veces se sentó a mi lado en su Peña “Chile Ríe y Canta” para hablar de lo vivido y tejer las esperanzas de lo porvenir. Por esto, y por la justicia, mi anhelo es que el nuevo espacio investigativo ponga de manifiesto la verdad de los hechos sucedidos, antes, durante y después, del ataque homicida que nos arrebató a René… y quiso silenciarlo.

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Humberto Lagos Schuffeneger
Abogado de Derechos Humanos