De nuevo, en la carrera

Lo hemos vuelto a hacer: Madrid de nuevo está en la carrera para ser sede olímpica. ¿Con qué posibilidades de éxito? Eso es muy difícil de saber, dado que la decisión está en manos de un colectivo –los miembros del COI_ absolutamente opaco. Pero el arranque no es malo: nota media de notable alto, algún sobresaliente  puntual y nada por debajo del 7,9. Esto, traducido en calificaciones, es más de lo que cualquier padre desearía llegado el final de junio.

La nota del corte no es decisiva. Podría decirse que incluso puede no ser ni orientativa. En el caso de los Juegos de 2012, la mejor nota la obtuvo París, y Londres –que fue finalmente la elegida- quedó la tercera en puntuación. Pero sí que sirve para que los responsables de las candidaturas evalúen sus puntos débiles e intenten robustecer sus proyectos precisamente allí donde flaquean. En el caso de Madrid, las notas son tan buenas que parece difícil poder mejorarlas. Pero se puede conseguir: de hecho, Tokio las ha mejorado muy ligeramente.

Madrid tiene en contra que su elección supondría repetir continente para dos Juegos consecutivos, algo que el COI no acostumbra a hacer –aunque en ocasiones ha roto su propia regla-. A su favor, las ganas, el proyecto y el apoyo popular. Sus rivales, el poderío de Tokio, la fuerza de un Chicago aún más emergente si Obama ganase las elecciones –por aquello de la geopolítica- y una Río de Janeiro que une simpatías geográficas –arrastraría muchos votos latinos, que se irían de Madrid- con ser la primera candidata de Sudamérica.

La candidatura madrileña, como dice el alcalde, es muy completa y podría convertirse en imbatible. Pero hasta al mejor portero le meten un gol: ojo y oreja, no se nos confunda algún votante en octubre de 2009 en Copenhague –cuando se decide la sede de 2016-, igual que se nos liaron algunos en Singapur.