Ataque a la democracia

El atentado de ETA contra el diario 'El Correo' de Bilbao, líder en Euskadi y perteneciente al mismo grupo -Vocento- que también es propietario del periódico líder en Guipúzcoa, entre otros muchos medios, incluido el ABC, amplifica la estrategia violenta de la banda armada y concentra en esta influyente casa de comunicación su amenaza contra la libertad de todos, en un claro ataque a la democracia. Por desgracia para los colegas de 'El Correo' y de Vocento, no es la primera vez que sufren agresiones terroristas, alguna tan cruel como la que segó la vida de Santiago Oleaga Elejabarrieta, uno de sus ejecutivos en 'El Diario Vasco' de San Sebastián.

   La verdad es que los periodistas y, en general, los medios de comunicación han estado siempre en el punto de mira de ETA, y de manera especial a partir de la transición. Además de Santiago Oleaga, asesinado en 2001, han perdido la vida otras personas del sector, empezando por el propio consejero delegado de El Correo, Javier Ibarra, en 1977, y pasando por José María Portell, en 1978, y José Luis López de Lacalle, en 2000. ETA ha atentado contra medios y periodistas de las más diversas tendencias, del mismo modo que ha matado a políticos de distintas ideologías y a mucha otra gente completamente anónima.

   ETA sabe que el eco de atentar contra los medios es alto y que así su daño se amplifica. Como dice un editorial del diario que sufrió el atentado, "ETA no tiene mayor oponente que quien contrarresta sus mentiras, sus mensajes totalitarios y sus falacias criminales y los comparte con la sociedad a la que desea dominar y anular". Por eso es hoy especialmente oportuno asumir la propuesta de 'El Correo' de levantar un dique de dignidad frente al terrorismo y de compartir el anhelo del fin de ETA. Para siempre.