Los quejosos aducen que el presidente Torrijos no les da audiencia, y que ellos no van a perder sus medios de trabajo, de los que viven
Hace 50 años las líneas de transporte público pertenecían a algunos apellidos oligarcas. Fue Omar Torrijos Herrera, padre del actual presidente, quien negoció con los empresarios para que las rutas y los buses fueran de quienes los trabajaban. Así nacieron las cooperativas de transporte.
Pero en el tiempo la falta de visión de los nuevos dueños, que poco o nada invertían en el equipo rodante y que se creyeron amos de las calles, produjo un serio deterioro en el servicio y la conducta de los transportistas, que degeneró en diversos accidentes, varios de ellos mortales, y repetidos abusos e irrespetos contra los usuarios.
El resultado ha sido un estado anómalo del servicio de transporte, insufrible, salido de las manos, con dueños y conductores llamados palancas que chantajean a los gobiernos y con los cuales establecen bochornosos clientelismos políticos, y un equipo rodante en malísimo estado que atenta contra la seguridad del usuario.
El presidente Torrijos intenta solucionar un problema nacional que data de 3 décadas, pero pretende hacerlo despojando a los propietarios y palancas de los buses de su medio de vida, indemnizándolos, incorporando a algunos de ellos al nuevo sistema al que ha llamado Transmóvil, y proponiendo un reingeniería humana que transforme también la conducta de los transportistas. Cuando el general Torrijos entregó el sistema a los conductores, trajo un centenar de buses españoles a los que los usuarios bautizaron con el nombre de CUTSA. Su hermano era embajador en España.
La visión del presidente Torrijos volverá el sistema a manos de dos empresas privadas, exactamente lo contrario a lo que hizo su padre, el general Omar Torrijos. Y no es tanto la solución, como la forma de realizarla, pues los transportistas no se oponen tanto al nuevo sistema como a la manera en que se ha diseñado su funcionamiento, y a la aparente exclusión de sus gremios de participar en ella. Martín Torrijos traerá 400 buses para inaugurar el sistema.
El resultado de ignorarlos es una nueva huelga, esta vez por 48 horas, que seguramente es el preámbulo de acciones más enérgicas, entre las cuales no se descartan enfrentamientos callejeros.
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