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Política de inmigración: donde dije digo, digo Diego

viernes 20 de junio de 2008, 14:08h
De “papeles para todos” a repatriación de los sin papeles; del “aquí caben todos” al solo se viene con contrato de trabajo. La política de inmigración del nuevo gobierno de Zapatero es, como casi todo en él, una incógnita, pero apunta maneras de cambio. Dada la acreditada inutilidad de los programas electorales del PSOE, hay que remitirse a lo que se dice en el momento para saber lo que se piensa y, dada la imprevisibilidad de los gobiernos socialistas, andarse siempre con cautela. Dicho esto, hay razones para pensar que se está produciendo un cambio de discurso.

Pero, realmente, ¿hay nuevo discurso? ¿En qué consiste? El que convenga a las circunstancias, dirían algunos cínicos. Pues no, Zapatero declaró el pasado 2 de junio en Italia que la inmigración es una materia en la que “hay una permanente búsqueda de respuestas”. Cualquiera sabe que si las respuestas a algo se multiplican eternamente es debido a un planteamiento defectuoso de la pregunta. En este caso es porque Zapatero quiere que cualquier cosa que haga al respecto sea, a la postre, lo progresista. Como en el caso de la directiva sobre retorno de los inmigrantes sin papeles que el Parlamento Europeo acaba de aprobar, y que ya había sido aprobada anteriormente en Luxemburgo por los ministros de Interior —incluido Rubalcaba— de los 27 estados miembros.

El texto, entre otras cosas, aumenta el período de detención a 18 meses y autoriza la detención de menores. Nuestros europarlamentarios socialistas le han prestado su apoyo, aunque con reticencias y algunas deserciones. El cambio es notable.

Todavía recordamos los tiempos, no muy lejanos, en los que el PSOE coqueteaba con el multiculturalismo y, aunque no lo dijera claramente, abominaba de las políticas de integración, entendidas en un sentido estricto. Tras un período de indefinición doctrinal, coincidente con las regularizaciones masivas y el diálogo de civilizaciones, ahora parece que se lleva en los ambientes gubernamentales hablar de diálogo intercultural. Se hacen jornadas bajo esa denominación, es cierto. Pero cuando se leen sus contenidos, asalta de inmediato la sospecha de que se está tratando de camuflar, bajo una etiqueta adecuada a los tiempos que corren, las viejas esencias del multiculturalismo. 

Todas estas incoherencias son absolutamente coherentes con el socialismo español, en el que las palabras sirven para velar significados y atrapar votos. Pero, al final, lo que importa en política son las actuaciones. Y la realidad de la inmigración en España es un asunto de tal calibre, que el gobierno ya no podrá camuflarse tras las directivas europeas para hacer la política de inmigración que realmente se necesita.


Concepción Dancausa
Delegada de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid
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